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martes, 2 de septiembre de 2014

SER O NO SER VEGETARIANO

ES UN TEMA CONTROVERTIDO YA QUE LOS QUE LO DEFIENDEN TIENEN SUS TEORÍAS Y LOS QUE NO LO DEFIENDEN TAMBIÉN DAN UNAS TEORÍAS INTERESANTES, PERO PARA PODER DECIDIRNOS SI SER O NO SER VEGETARIANOS, DEBEMOS LEER LOS PROS Y LOS CONTRAS Y UNA VEZ SABIDAS AMBAS PROPUESTAS, DECIDIR EN LIBERTAD SI SER O NO SER VEGETARIANOS, POR ESO HE PUESTO A ESTOS DIVERSOS AUTORES PARA QUE USTEDES UNA VEZ LEÍDOS A TODOS TENGAN UNA VISIÓN TOTAL Y PUEDAN DECIDIRSE. SIN MÁS LES AGRADEZCO SU VISITA Y ESPERO QUE DISFRUTEN.
ESCRITO POR EL MAESTRO DEL PARAÍSO


Por qué no soy vegetariano
William T. Jarvis

El vegetarianismo se ha convertido en una "corrección política" comparable a la respetabilidad que tenía en el último siglo, cuando muchos progresistas sociales y científicos lo defendieron. Hoy sus partidarios exhortan a no comer carne no sólo como algo saludable, sino también como una solución al hambre del mundo y como una salvaguardia para la "Madre Tierra". El Comité Médico para la Medicina Responsable (PCRM) ataca agresivamente el uso de alimentos animales y ha propuesto su propio modelo de grupos de alimentos que excluye todos los productos animales.

Yo negué al vegetarianismo después de muchos años de observancia. Aunque los argumentos a favor de él se muestran seductores, he aprendido a ser cauto, y a buscar aspectos ocultos en él cuando evalúo las afirmaciones de los beneficios del vegetarianismo. El vegetarianismo está lleno de aspectos engañosos a los cuales no están inmunes ni siquiera los científicos y los médicos profesionales.

Pero eso no me logra extraviar: Sé que las dietas sin carne pueden ser saludables, incluso deseables, para algunas personas. Por ejemplo: a) Los hombres con un gen transportador de hierro estarán mejor sin carne roja, porque contiene los hierro hemo, que es altamente absorbible y puede aumentar su riesgo de enfermedad del corazón. b) Porque es probable que las dietas vegetarianas contengan menos grasa saturada que las dietas no vegetarianas, pueden ser preferibles para las personas con hipercolesterolemia familiar. c) los vegetales contienen fitoquímicos que parecen proteger contra el cáncer colorectal. d) Homocisteinemia (homocisteína elevada en plasma) aproximadamente duplica el riesgo de enfermedad de las arterias coronarias. Varios trastornos congénitos y nutritivos, incluso las deficiencias de vitaminas B6 y B12 y ácido fólico, pueden causar esta condición. Puesto que el ácido fólico se encuentra principalmente en los vegetales, la ingestión baja de la vitamina probablemente es menos entre los vegetarianos que entre los no vegetarianos. e) Algunas personas encuentran que el vegetarianismo les ayuda a controlar su peso. El vegetarianismo tiende a facilitar el control del peso porque es una forma de restricción de comida; y en nuestra sociedad sobrealimentada, la restricción de comida es una ventaja a menos que ella ocasione un déficit de algún nutriente esencial. Sin embargo, uno no necesita eliminar la carne de la dieta por cualquiera de las razones anteriores. Al parecer, es el amplio consumo de frutas y vegetales, no la exclusión de la carne, lo que hace al vegetarianismo saludable.

¿Tarde de perro?

El término "vegetariano" es engañoso, porque no es un nombre para las personas a quienes agrada el consumo de vegetales, sino una palabra-código para aquellos que les desagrada o protestan sobre el consumo de alimentos de origen animal. El neologismo anticarnivoristas [anticarnes, anticárnicos] es mejor para caracterizar a la mayoría de aquellos que se llaman a sí mismos vegetarianos. Yo me defino "entusiasta de los vegetales," porque animo fuertemente a comer muchos vegetales, incluyendo legumbres, granos enteros y frutas. Yo creo que estas comidas son deseables no sólo por su alta densidad de nutrientes y baja densidad calórica, sino también debido a factores estéticos y gustativos. Ser un entusiasta de los vegetales no implica rechazar el uso de la carne o de los productos animales.

La mayoría de las personas que categorizan a los vegetarianos identifican por lo menos cinco tipos diferentes, basándose en los tipos de alimentos de origen animal que consumen: los semivegetarianos consumen los productos lácteos, huevos, pescado, y pollo; los pesco-vegetarianos consumen productos lácteos, huevos, y pescado; los lacto-ovo-vegetarianos, productos lácteos y huevos; los ovo-vegetarianos, huevos; y los veganos, ninguna comida animal excepto la miel. Desde el punto de vista de su conducta, categorizo a los vegetarianos como pragmáticos o ideológicos. Un vegetariano pragmático es aquel cuya conducta dietética proviene de consideraciones de salud objetivas (por ejemplo, hipercolesterolemia u obesidad). Los vegetarianos pragmáticos son racionales, en lugar de emocionales, en su acercamiento a tomar decisiones de su estilo de vida. En contraste, para los vegetarianos ideológicos, el vegetarianismo es una "cuestión de principios"; su cumplimiento es un mandamiento.

Uno puede descubrir a los vegetarianos ideológicos por sus exageraciones sobre los beneficios del vegetarianismo, su falta de escepticismo y su fracaso para reconocer (o su infravaloración) los riesgos potenciales incluso de las dietas vegetarianas extremas. Los vegetarianos ideológicos tienen pretensiones de ser científicos, pero se acercan al tema del vegetarianismo más como abogados que como científicos. Los promotores del vegetarianismo recogen los datos selectivamente y engranan sus argumentos para desacreditar la información contraria a su dogma. Este acercamiento a defender una posición es conveniente para un debate, pero no puede engendrar conocimiento científico.

Debido a la influencia del Adventismo del Séptimo Día (SDA) en mí ambiente, yo practiqué el vegetarianismo durante muchos años. Mi esposa y yo intentamos dejar de consumir todos los productos animales, pero esto no funcionó. A veces reflexionamos en voz alta por la mañana y echábamos leche de soja a nuestro cereal del desayuno. Terminábamos comiendo el cereal con un tenedor porque encontramos la mezcla repulsiva. Tuvimos otra experiencia inolvidable cuando comimos con un grupo de hippies vegetarianos en los bosques de Oregón. Estábamos allí para aconsejarlos acerca del vegetarianismo. Habían preparado el peor guisado vegetariano que yo he saboreado en la vida. Consistía en cacahuetes crudos y una variedad de vegetales medio cocinados. Después de comerlo, tuve acidez durante varias horas. Los dolores digestivos son algo legendario entre Adventistas del Séptimo Día.

Las razones para adoptar el vegetarianismo pueden ser muy personales. Hace algunos años compartí un podio durante varios días con un vegetariano. Estaba claro por nuestras conversaciones informales que él no era religioso, así que le pregunté por qué había optado por el vegetarianismo. Me hizo una historia conmovedora de haber sido un muchacho solitario cuyo compañero más íntimo era su querido perro. Me dijo que un día, mirando a los ojos del perro, vino a ver al animal como un compañero, un prójimo. De inmediato aplicó esta forma de ver a todos los animales, y desde que no puede tener la idea de comerse a su perro, ya no podría comerse a los otros animales.

Con la muerte en los talones

Darla Erhardt, R.D., M.P.H., listó cinco postulados vegetarianos: 1) Todas las formas de vida son sagrados, y todas las criaturas tienen derecho para vivir sus vidas naturales; 2) está anatómicamente claro que Dios no diseñó a los humanos para comer carne; 3) la matanza es repugnante y degradante; 4) criar animales para carne es ineficaz y es hacer un mal uso de la tierra disponible; 5) la carne animal no es saludable porque contiene toxinas, bacterias virulentas, ácido úrico, fluidos impuros, y malos tipos de nutrientes.(1) Yo encuentro todos estos axiomas erróneos:

La creencia de que toda vida es sagrada puede llevar a absurdidades como permitir a los mosquitos extender la malaria, o la premisa de que las víboras anden sueltas delante de uno. Inherente a la idea de que toda vida es sagrada es la suposición de que todas las formas de vida tienen igual valor. El mundo natural revela jerarquías en la cadena alimenticia, la dominación de ciertas especies sobre otras. Y la mayoría de las criaturas con muerte en estado salvaje (normalmente víctimas de un depredador) mueren antes de que hayan alcanzado el límite genético de su longevidad.

Las múltiples prácticas dietéticas de las poblaciones humanas desmienten la noción que se diseñan algunos humanos para ser vegetarianos en lugar de omnívoros. Por ejemplo, los aborígenes australianos consumen larvas de insectos y reptiles; los esquimales comen carne cruda; y los hindúes tradicionales son vegetarianos.

El primer médico Adventista del Séptimo Día, John Harvey Kellogg (1852-1943), era un defensor del vegetarianismo. Alonzo Baker, Ph.D., su secretario privado anterior, me contó un incidente que ocurrió en 1939: Kellogg lo despertó a media noche y le pidió que abordara el tren de la mañana para Cleveland. Allí, Weston Price, D.D.S., quien simplemente había regresado del lejano norte misterioso, era para dar un informe sobre los hábitos dietéticos de los esquimales. Cuando Baker regresó, informó a Kellogg que Price encontró que los esquimales casi exclusivamente comían carne cruda (eskimo literalmente quiere decir "comedor de carne cruda"). Kellogg acusó a Price de mentiroso.

Quizás Kellogg no creyó a Price en parte porque era ampliamente conocido que los buscadores de oro del Yukón habían padecido de escorbuto extensivamente. Las personas generalmente creyeron que los esquimales obtenían su vitamina C de las bayas que las nieves habían conservado. De hecho, los esquimales obtienen la vitamina C de la carne cruda de animales que sintetizan ácido ascórbico. Si hubieran cocinado su carne, también habrían desarrollado escorbuto como los buscadores de oro. (Cuando yo visité los Territorios del Noroeste, Canadá, en 1973, un monje franciscano que cultivaba bellos vegetales en un invernadero en la Bahía de Pelly me dijo que los inuits, o esquimales norteamericanos, no les gustó su sabor y no los comían).

Si algo es repugnante es asunto muy individual. Algunos hindúes que no comen alimentos de origen animal, de buena gana se beben su propia orina por considerarla beneficiosa a su salud. Y lo que es repugnante no es necesariamente algo erróneo, como por ejemplo, quehaceres como cambiarle el pañal de un bebé, o el no querer necesariamente cuidar a personas enfermas. Si las tales actividades son degradantes es una cuestión de opinión. Como eso de que la mayoría de las presas son comidas mientras todavía están vivas, atestigua a los de naturaleza cruel sin corazón que lo comparan a los mataderos, donde la muerte es generalmente rápida y sin dolor.

La idea de que criar animales es una forma ineficaz de producir comida es algo mal concebido. Los animales arrastran su peso cuando se usan en la labranza y dan eficiencia a la producción de alimentos: pastan en tierras inadecuadas para cultivar, comen esas porciones de plantas que son consideradas incomibles (por ejemplo: tallos de maíz y cáscaras), y proporciona subproductos y servicios que alivian la carga humana.(2) Muchas poblaciones nómadas sobreviven en tierras que carecen del potencial de cultivo alimentando animales cuya nutrición es con vegetación grosera que los humanos no pueden digerir.

El postulado de que las carnes aportan toxinas es inadecuado, como el decir que son alimentos carentes de mérito. Las plantas también contienen tóxicos naturales muchos de los cuales son mucho más mortales que aquellos de la carne animal.(3) Los evangelistas vegetarianos que jaranean presentando a los alimentos de origen animal como insanos olvidan el hecho de que esas sociedades que consumen en su mayoría productos animales disfrutan de un mayor registro de longevidad. También pasan por alto la realidad de que los animales que señalan como enfermos son herbívoros cuya dieta consiste completamente en vegetación cruda. Estos animales desarrollan muchas enfermedades "a pesar de" que se convierten en veganos después de destetarse.

Vegetarianismo ideológico

Gran parte de mi vida profesional ha sido estudiar los gastados fraudes de la salud, el charlatanismo, la desinformación relacionada y su impacto en la vida de las personas. He distinguido una sucesión recurrente de conductas: Primero, el probable vegetariano elimina comidas reportadas como insanas según informes recibidos sobre su dieta, empezando con comidas que la sociedad considera "malas para usted" (ejemplo: azúcar, café y pan blanco). Luego, si las preocupaciones sobre la seguridad de su comida crece a proporciones neuróticas, la persona escudriña las etiquetas y se preocupa sobre los ingredientes indicados con términos que él no entiende. Entonces puede patrocinar las llamadas Tiendas de Comida de Salud, donde los empleados y las publicaciones pueden alimentar sus fobias. Puede definir las comidas modernas como venenosas. Finalmente, si cree bastante en el vegetarianismo como no restrictivo, los "alimentistas de salud" ["health foodist"] pueden convertirse al veganismo. En mi opinión, es en este punto donde el vegetarianismo se vuelve arriesgado, sobre todo para los niños.

El caso de Sonja y Khachadour Atikian ilustran lo que puede pasarle a aquellos seducidos por el vegetarianismo ideológico. Los Atikians emigraron del Líbano que —a causa de las barreras de los medios de comunicación tenaces que enfocan demasiado la contaminación medioambiental, la dieta, y la salud— se volvieron demasiado preocupados por la seguridad y salubridad de las comidas modernas. Sonja Atikian empezó yendo de compras a Tiendas de Comida de Salud en lugar de los supermercados. Gerhardt Hanswille, autoproclamado herbalista de Alemania, impartió clases en la parte posterior de una tienda de comida de salud que él patrocinaba. Aunque Hanswille no estaba autorizado para practicar medicina, veía de 40 a 45 "pacientes" al día. Trató a la señora Atikian de una lesión en la rodilla, y esta última tomó algunos de sus cursos. Hanswille enseñó que: a) las personas no deben matar animales, ni consumir productos animales; b) Dios proyectó la leche de vaca para ser comida de terneros, no por bebés humanos; c) comer huevos priva a las gallinas de cumplir su divino papel intencional como madres; d) las personas no deben envenenarse a ellos mismos o a la tierra con los productos antinaturales de la vida moderna; e) usando las hierbas como comida y como medicina es el modo de Dios, y f) las medicinas de los doctores son venenos. "Escoja, usted a quien creer —dijo Hanswille— a mí o a los doctores. Usted no puede hacerlo de ambas formas".

La señora Atikian escogió mal. Salvo comer pescado ocasionalmente, siguió el consejo del herbalista durante su embarazo. Parió una niña saludable de 8,2 libras llamada Loreie. Hanswille convenció a los Atikians de que la recién nacida se volvería una superbebé si le daban una dieta vegetariana de comidas crudas, orgánicas. Los disuadió de tener que vacunar al infante y de no continuar viendo a un pediatra. Y los indujo a confiar en él para el consejo del cuidado de la salud.

Cuatro meses y medio después de su nacimiento, el peso de Loreie todavía era el 75%, pero cuando tuvo 11 meses, la leche materna se acabó —se terminó la fuente de alimento de origen animal—. La alimentó sólo con frutas, vegetales, y arroz, ella dejó de crecer, dormía cada vez más y tenía cada vez más infecciones. Como la salud del bebé se movía en un espiral hacia abajo, Hanswille aseguró a los padres que su declive era meramente "los venenos que salen de su cuerpo" y que en el futuro habría de volverse la superbebé que había deseado. En 1987, a los 17 meses Loreie se murió de neumonía bronquial complicada por una desnutrición severa. Pesaba 111/4 lbs. Los Atikians fueron acusados de no proporcionarle a su hija "las necesidades para la vida". Su defensa fue que ellos habían creído de verdad que habían estado proporcionando "lo requerido para la vida" cuando ellos siguieron el consejo de Hanswille. El juez los absolvió después de descubrir que el procesamiento no proporcionó información importante que apoye la historia de la pareja.

Atravesemos algunos otros ejemplos de vegetarianismo ideológico extremista:

Causó retraso mental y del crecimiento en dos muchachos desnutridos de nacimiento de 3 y 5 años de edad. Su madre se había vuelto vegetariana, después eliminó el azúcar y los productos lácteos de su dieta y al final adoptó una dieta macrobiótica (vea Vegetarianismo Peculiar). 4

Se informaron diez casos de raquitismo nutritivos entre los infantes (la mayoría de ellos se alimentaron del pecho) de madres vegetarianas estrictas que no habían buscado consejo médico durante el embarazo pero habían obtenido consejo de salud en Tiendas de Comida de Salud.(5) [N. del T.: Las llamadas Tiendas de Comida de Salud son tiendas donde se vende comida vegetariana y productos considerados no tóxicos o no contaminados, por los adoradores o creyentes de la religión o corriente snob llamada New Age. No son los conocidos supermercados].

Ocurrió escorbuto y raquitismo en dos muchachos, de un año y medio y dos años y medio, cuyos padres eran partidarios de la dieta Macrobiotica Zen (vea Vegetarianismo Peculiar).(6)

Un profesor de 36 años de la universidad intentó volverse un "aireariano" —uno que supuestamente se alimenta solo de aire— y se murió de desnutrición. Primero él se convirtió en vegetariano, después un frugívoro, y luego un "liquidario" (sólo consumiendo jugos), y finalmente, hubo de convertirse en un respiratoriano o aireariano.(7)

Un niño de 2 meses murió porque su madre, siguiendo la errónea recomendación para el cólico de Adelle Davis que es: "Tenemos Niños Saludables", le dio una sobredosis con potasio.(8) En una entrevista en la televisión, la madre dijo que se alejó cada vez más de la medicina convencional, y después había adoptado el vegetarianismo y luego el veganismo.

Una mujer de 24 años de la universidad del estado de San José que encabezaba los programas de estudiantes de arte, se murió después de tomar un extracto de peniroyal para inducirse un aborto. Ella se describió como "una vegetariana estricta que está involucrada en la medicina holística."(9)

Para el ideólogo, el vegetarianismo es una religión higiénica. Capacita creyentes para practicar abnegación. Como una religión, el vegetarianismo atrae los complejos de culpa. Atrae a los masoquistas porque da a la culpa un empujón. Y seduce el crédulo causando culpa y/o instigando una falsa culpa. La culpa lleva a la abnegación, incluso al ascetismo. La creencia que la salvación es asequible evitando los placeres mundanos marcaron el ascetismo de los primeros defensores del cristianismo. De igual forma, los neuróticos de la salud con problemas médicos parecen creer eso de que cuando ellos restringen sus placeres alimentarios, más mejora su salud. Ayunando, dietas austeras, enemas y la ingestión de hierbas amargas es consistente con las necesidades psicológicas de salud neurótica, muchos de ellos huyen de las voces de la medicina convencional y de la salud pública que puede desencantarles.

Por supuesto, yo no culpo al vegetarianismo ideológico por completo de ser el causante de tragedias como las descritas anteriormente. Al parecer figuran en muchos casos desórdenes mentales o emocionales. En tales casos, el extremismo es más culpable. Sin embargo, esto no quita al vegetarianismo ideológico del banquillo de los acusados, porque echa combustible o enciende problemas psicológicos.

¿Comiendo según el Libro?

El vegetarianismo del Adventismo del Séptimo Día está arraigado en la Biblia, según la cual para la comida Dios dio a los humanos "...toda planta que da semilla que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla..." (Génesis 1:29). Dijo que la carne se ha vuelto una parte de la dieta humana después del Diluvio, cuando toda la vida de las plantas había sido destruida: "Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento" (Génesis 9:3). Enseñan los adventistas que la introducción de carne en la dieta humana en ese momento disminuyó el tiempo de vida humana de más de 900 años de los primeros humanos a "las tres partes y diez" hoy.

Sin embargo, la Biblia advierte contra confundir prácticas dietéticas con conducta moral:

Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo.... (Romanos 14:17)

...nadie os juzgue en comida o en bebida o en cuanto a días de fiesta (Colosenses 2:16)

Porque uno cree que se ha de comer de todo, otro que es débil come legumbres. El que come no menosprecie al que no come, y el que no come no juzgue al que come... y ¿tú quién eres que juzgas al criado ajeno? (Romanos 14:2-4)

También parece condenar al vegetarianismo:

Pero el espíritu santo nos dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas inspiradas por demonios. Estos enseñantes dirán mentiras con aspecto honrado y lo harán tan a menudo que no molestará a sus conciencias. Dirán que se prohibirá casarse y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracia participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad. Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse si se toma con acción de gracias. (I Timoteo 4:1-4, Biblia Viviente)

La pionera de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, Ellen G. White, (1827-1915) fue una defensora del vegetarianismo aunque ella no lo practicó. Como el Grahamites de su tiempo, ella enseñó que gradualmente la tierra habría de volverse más corrupta, con enfermedades y calamidades peores, y la comida —particularmente las comidas animales — insegura. En 1902 escribió que en el tiempo por venir el uso de la leche será interrumpido. Aunque White era una defensora de la ciencia y principalmente responsable por hacer Adventismo del Séptimo Día y cuidado de la salud una empresa basada en la ciencia, claramente ella no se anticipó a los adelantos del siglo XX en salud pública y ciencia médica. A pesar del registro de la longevidad ahora disfrutada por personas en las naciones desarrolladas, los defensores vegetarianos dentro de la iglesia cogida a la histeria del día del juicio final de los años 90, ha decidido que ha llegado el tiempo de suspender todas las comidas animales y está predicando el veganismo férvientemente.

Al este del Edén

Es posible proporcionar todos los nutrientes esenciales sin usar comidas animales, excepto la vitamina B12. Por otro lado, es posible proporcionar todos los nutrientes esenciales con una dieta sólo compuesta de carne. La adecuación dietética personal —incluyendo el valor de una dieta como la fuente de nutrientes esenciales y su valor como preventiva— para uno mismo y otros, es la principal consideración dietética de los vegetarianos pragmáticos. En contraste, la atropellada consideración dietética de los vegetarianos ideológicos varía con la ideología particular. Típicamente, su motivación es una mezcla de preocupaciones física, psicosocial, social, y moral, a menudo religiosa. Un problema incesante para los Adventistas del Séptimo Día que se casan con la ideología "regreso al Edén", es la ausencia de una fuente de alimentos no animal de vitamina B12. Un vegetariano Dietista Registrado que escribió una columna para la revista de una iglesia me preguntó si yo pensaba que los veganos podrían obtener vitamina B12 de los vegetales orgánicos que no eran lavados antes de la ingestión. Yo opiné que sería mejor comer alimentos animales que residuos fecales. Ella estuvo de acuerdo.

Una suposición perenne entre los vegetarianos es que el vegetarianismo aumenta la longevidad. En el último siglo, los Grahamites —devotos de la filosofía "higiénica" Cristiana de Sylvester Graham (1794-1851)— enseñan que la adhesión al estilo de vida del Jardín del Edén habría finalizado la reclamación en la humanidad del potencial para la superlongevidad, tal como se le atribuyó a Adán (930 años) o a Matusalén (969 años). Yo discutí este asunto hace 25 años con un médico del Adventismo del Séptimo Día que era decano de la Universidad de Loma Linda (LLU), Escuela de Salud. Aunque admitió que los vegetarianos de Adventismo del Séptimo Día no habían mostrado espectacular longevidad, afirmó que esa longevidad antediluviana pudo ser posible por la secuencia de varias generaciones de vegetarianismo. Las revistas del Adventismo del Séptimo Día publicitan a los centenarios y a menudo atribuyen su longevidad al estilo de vida del Adventismo del Séptimo Día. Sin embargo, de 1200 personas que alcanzaron los 100 años de vida, señalados entre 1932 y 1952, sólo cuatro eran vegetarianos.(10) Yo continúo preguntando: ¿En qué parte de la Tierra está la excepcionalmente longeva población de vegetarianos? Los hindúes han practicado vegetarianismo durante muchas generaciones pero no han impuesto records de longevidad. A lo mejor, el conjunto de datos científicos de apoyo de la investigación relacionados con la nutrición apoya el vegetarianismo sólo tentativamente. La incidencia de cáncer colo-rectal entre los mormones no vegetarianos es más bajo que esos de Adventismo del Séptimo Día.(11) Una revisión de poblaciones de bajo riesgo para el cáncer mostró que los veteranos de la Primera Guerra Mundial que nunca fumaron tuvieron el riesgo más bajo de todos.(12) Cuando los datos aumentan, el optimismo de que la dieta es un factor significativo en el cáncer parece estar disminuyendo. Un análisis (13) de los estudios de caso-control de cáncer colorectal y fibra dietética mostraron que, en los estudios con los mejores métodos de investigación, las estimaciones de riesgo para la fibra dietética y cáncer colo-rectal era cercanos a 0. Un análisis de un grupo de estudios sobre ingestión de grasa y el riesgo de cáncer de mama, que incluye los datos de Adventismo del Séptimo Día, no mostraron ninguna asociación.(14)

Una dieta sin carne puede facilitar el control del peso porque es una forma de restricción de comida. Pero uno no necesita eliminar la carne para mantener un peso saludable, y hay muchos vegetarianos en sobrepeso. Ciertamente la prudencia y la selectividad ensombrecen la mera abstención de consumir productos animales.

La Dieta de Daniel

Según el primer capítulo del Libro de Daniel, los niños de linaje cautivos de Israel —"bien favoreció, y hábil en toda la sabiduría, y hábil en todo el conocimiento, y la ciencia comprensiva" (verso 4)— después de subsistir sólo con vegetales y agua durante diez días, impresionó al rey babilónico como algo superior y mejor a todos los magos y astrólogos "en todo asunto de sabiduría y entendimiento" (verso 20). Muchos vegetarianos ideológicos dan crédito a los vegetales en mejorías físicas y mentales (vea El Método Bíblico Alternativista). Una hipótesis más creíble es que la abstención de beber vino causó la mejoría, que la historia atribuye a Dios. En una entrevista en la emisora de radio Cristiana de la escuela a mediados de los años 70, una estudiante graduada de nutrición de LLU (quién no era una Adventista del Séptimo Día) afirmó que el vegetarianismo produjo intelectos superiores. Para apoyarse, declaró:

Linus Pauling dice que la vitamina C mejora la inteligencia. Los vegetarianos obtienen más vitamina C en sus dietas que los comedores de carne. La razón más probable de por qué George Bernard Shaw y Leon Tolstói eran inteligentes se debe a que fueron vegetarianos.
El entrevistador estaba de acuerdo y exaltó la salud e intelecto de vegetarianos. Ese Adolf Hitler que fue vegetariano no fue mencionado durante la entrevista. Tampoco mencionó a ese Jesuristo, Mahoma, y a otros moralistas eminentes que no fueron vegetarianos.

[N. del T. los defensores de ciertas ideologías o conductas, para dar credibilidad y ganar adeptos recurren con frecuencia al Criterio de Autoridad, divulgando listas de personalidades a las que se les atribuye ser partidarios de su conducta. Así determinados grupos o asociaciones ideológicas, como Rosacruces, teósofos, partidos políticos, etc, manipulan y mienten sobre personalidades, como por ejemplo, citan a Einstein, diciendo que si fue Rosacruz, o teósofo, o religioso, espiritista, etc. Por otra parte, en la Ciencia el Criterio de Autoridad carece por completo de valor.]

Los científicos de la conducta animal han notado que en el sobrevivir comiendo carne, los depredadores deben ser más listos que su presa vegetariana. Sin embargo, creo que tales teorías fallan debido a la dificultad de definir la inteligencia.

Notas de los Adventistas del Séptimo Día dicen que comiendo carne los depredadores, como los lobos y los leones, tienen tremenda velocidad pero les falta resistencia. Sin embargo, los perros de trineo del Ártico que corren las 1200 millas de Ididarod [la carrera de trineos que va de Anchorage a Nome, en Alaska], en la que cubren más de cien millas por día —hecho que ningún caballo, mula o buey pueden lograr.

La idea que los vegetarianos tienen una resistencia física superior fue reforzada en 1974 cuando un grupo de hombres corredores vegetarianos llamado "los 7 vegetarianos" establecieron un record de 24h. de distancia. Esto inspiró a una estudiante principal de dietética para buscarme como entrenador para un grupo de siete mujeres vegetarianas corredoras de larga distancia. Le pregunté cuáles eran sus motivaciones —cosa que cada entrenador necesita saber. Ella me dijo que queríann demostrar la superioridad de una dieta vegetariana. Yo le pregunté quién estaría representando a los comedores de carne. Ella dijo que el evento no sería una competición normal, nadie representaría a los comedores de carne. Le revelé que tres de los corredores masculinos no habían sido vegetarianos hasta que se entrenaron para el record, y que simplemente habían prometido llegar a serlo. Yo también le dije: ese factor genético, principalmente la capacidad para la captación de oxígeno, determina la habilidad del corredor de larga distancia; que si la dieta es vegetariana es intrascendente para la habilidad del corredor de distancia; y que una carrera de 24h es una forma peligrosa de intentar demostrar la superioridad vegetariana. "Qué haría usted" le pregunté, "si siete comedores de carne, ateos bebedores de cerveza que son corredores de calidad mundial deciden romper su record?" Ella comprendió este punto. Y, aunque se convirtió en una consumada corredora aficionada, no acostumbró a hacer propaganda de su éxito para el vegetarianismo.

John Harvey Kellogg trató de demostrar que los vegetarianos eran físicamente superiores en el campo con el equipo de fútbol Battle Creek College que personalmente entrenó. Según un jugador anterior, el "Hermano" Wright, siempre que los jugadores de Kellogg perdieron, puso una valla alrededor de ellos por estafar sus dietas y los mantuvo cautivos, hasta uno llegó a decir que había roto las reglas de entrenamiento y comió carne. Wright a veces declaró eso de un jugador que había mentido que él había comido carne sólo para conseguir exculpar al equipo. Describió los esfuerzos de Kellogg como "una cruzada para demostrar la superioridad del vegetarianismo". La condena de Ellen G. White de este acercamiento para demostrar la superioridad de los Adventistas del Séptimo Día llevó a una política de restringir el deporte inter-escuelas en las escuelas Adventistas.

¿Caca sin olor?

El personaje John Harvey Kellogg en la película Road to Wellville, de 1995, declaró que su excremento no tenía mas olor que el de "bizcochos recién horneados". Una tarde ofrecí un paseo a casa desde la universidad a un colega mayor, un vegetariano ávido. Al entrar en mi automóvil, declaró: "Cuando bebo zumo de zanahoria, mis movimientos del intestino no tienen olor."

Antes de que yo pudiera responder, dijo: "Los conejos comen muchas zanahorias, y su excremento no tiene ningún olor". El pensamiento de que alguien corre alrededor olfateando pequeñas pilas de caca de conejo me hizo reír, pero yo ni siquiera fui irrespetuoso. Su idea de que los conejos comen muchas zanahorias me intrigaron. Ya se me había suscitado en mi niñez y había descubierto que, a pesar de la pasión por las zanahorias mostrada por Bugs Bunny, los conejitos reales no son particularmente aficionados a las zanahorias. Además, los conejos salvajes raramente tendrían una oportunidad de comer zanahorias. Por suerte el paseo fue corto.

El tardío Premio Pulitzer el antropólogo Ernest Becker sostuvo que la defecación está estrechamente asociada con la animalidad y mortalidad de la humanidad.

Durante una clase de la Biblia en una escuela del Adventismo del Séptimo Día, enseñé que las personas no defecaron en el Jardín del Edén pues utilizaron la comida que ellos ingirieron totalmente. Al parecer, los olores sucios no convenían en el Paraíso. (Quizás la persistencia de la teoría miasmática de la enfermedad —teoría de que las enfermedades son debidas a oler las sucias emanaciones de la tierra— bueno en el siglo XIX, cuando las creencias del Adventismo del Séptimo Día fueron desarrolladas, reforzó la idea de un Paraíso sin trasero). A mí también se me enseñó que ese material tosco se volvió parte de la dieta humana después de la Caída. Según se alega, esto que amplia la dieta para incluir "la hierba del campo" (Génesis 3:18, versión de King James) ocurrió porque los humanos estaban ahora bajo la "pena de muerte" causada por el pecado original. Según los informes recibidos, si esto era un cambio dietético voluntario o parte de la maldición de echar fuera del Paraíso, es discutible. Algunas versiones de la Biblia implican que "la hierba del campo" simplemente significó "alimentos silvestres" (Nueva Versión inglesa), no una nueva fuente de comida.

"PETAismo" Fuerte

En el último siglo, el movimiento pacifista era vegetariano debido a la creencia de que por comer carne los animales eran feroces y los vegetarianos, dóciles. El poeta británico Percy Bysshe Shelley clamó que la revolución francesa había sido sangrienta y la revolución inglesa incruenta porque los franceses comían más carne que los ingleses.(16) Tales planteamientos han sido desacreditados, pero no se han abandonado. Algunos boxeadores todavía comen carne cruda o beben sangre antes de una lucha para aumentar su agresividad.

Las personas que se imaginan moralmente superiores a menudo se otorgan la misión de convertir a la humanidad a su propia visión del mundo. Los mas violentos ideólogos vegetarianos son los activistas de los Derechos Animales que han destruido los medios de investigación animal y han amenazado la vida de los investigadores. Los grupos de Derechos Animales como son las Personas para el Tratamiento Ético de los Animales (PETA) consideran a los animales equivalentes a los seres humanos. El 24 de abril de 1996, la miembro de PETA, Ingrid Newkirk, aparecía en la revista noticiosa de televisión Day & Date oponiéndose al deporte de la pesca. Ella empezó su argumento buscando conmiseración para el pez que se asfixia. Después dijo que los peces eran comida insana porque contenían mercurio y otros contaminantes medioambientales. La solución, según Newkirk, era el vegetarianismo. Su antagonista, un organizador del debate de TV, la presionó para reconocer el credo de PETA. La organizadora del debate describió un encuentro en directo que había tenido con otro representante de PETA. Se había sido presentado un escenario en que la hija de representante necesitó un órgano vital de un querido animal doméstico de la casa para sobrevivir. La pregunta ética había sido si la vida del niño merecía más la pena que la del animal doméstico. El representante de PETA había sostenido que el niño no tenía más valor que el animal doméstico. Newkirk no discutió la aserción de que PETA no considera la vida de un niño más valiosa que la de un animal doméstico.

Cuando el equipo médico de LLU trasplantó el corazón de un mandril a un infante de quien el seudónimo era "el Bebé Fae", los activistas de los Derechos Animales estaban de protesta frente al centro médico. Parecían desilusionados con los Adventistas del Séptimo Día, los cuales no tuvieron náuseas para priorizar a los humanos por encima de los animales. En octubre de 1992, después de que el hígado de un cerdo se había trasplantado a una mujer de 30 años para hacerle posible sobrevivir, hasta un hígado humano fue asegurado, un representante de la PCRM se comprometió en un debate televisado con uno de los médicos que tenían realizado el trasplante. El representante lamentó que el consentimiento del cerdo no había sido obtenido.

La PCRM parece ser un foro personal grande para su líder, Neal, Barnard, M.D., y se dice que es substancialmente fundado por PETA. (En el año fiscal 1994, las donaciones y concesiones a la PCRM ascendieron a más de un millón de dólares, según informes recibidos.(17) Barnard exalta el valor longevo del vegetarianismo. Ha afirmado: "No es la genética o destino lo que les da a las personas largas vidas, salud y a otras personas las corta brevemente; para aquellos que quieren cuidarse, todo se reduce a la dieta." El cirujano sostuvo que los cerdos se mataban diariamente para carne, incluyendo sus hígados. El doctor de PCRM respondió que el consumo de grasa animal (que es altamente saturada) era el responsable de la mayoría de las muertes en la sociedad moderna. Citó un estudio dirigido por Colin Campbell en China. Campbell había enfocado la morbilidad relativa de ciertas enfermedades sin señalar que la esperanza de vida en China (66 años) es más baja que en EE.UU. (75 años).(18)

Como se consideran moralmente superiores, muchos vegetarianos no muestran reserva alguna contra el uso de técnicas de control de la mente o terrorismo para actualizar su agenda. El control de la mente incluye usar información selectiva para "educar" a las personas sobre la alegada superioridad del vegetarianismo. Puede incluirse también el trauma emocional como método para condicionarlos contra el uso de alimentos animales. En mi experiencia temprana en la enseñanza, asistí a una reunión de escuela secundaria Adventista del Séptimo Día, de maestros de salud, muchos dijeron que convirtieron a estudiantes al vegetarianismo llevándolos en viajes al campo a los mataderos para dar testimonio del derramamiento de sangre. Esta estrategia me ofendió aunque yo era un vegetariano práctico en ese momento. Habiendo estudiado durante años cómo las personas han sido manipuladas por cultos y charlatanería, ahora está claro para mí que eso del matadero táctico es una forma de control de la mente —que es tan falto de ética como desalentar a niñas pequeñas a tener sexo induciéndolas a ver un parto difícil.

El terrorismo trata de obligar a las personas a comportarse de la forma en que los perpetradores deseen. En diciembre de 1994, para impedir a las personas tener pavo en la cena de Navidad, los descritos a sí mismos como terroristas por los Derechos Animales divulgaron que habían inyectado veneno de rata en los pavos del supermercado en Vancouver, Columbia Británica. El susto causó la destrucción de más de un millón de dólares en pavos. Al parecer, los activistas no habían previsto la matanza resultante de pavos como reemplazos.

Descubrimiento

La investigación dentro del vegetarianismo por vegetarianos siempre supone por lo menos un prejuicio inconsciente. Todos los humanos se han atrincherado en creencias —creencias cuyo arraigos hacen a toda investigación científica necia e imprudente. Kenneth J. Rothman, Dr.P.H., se refirió al Adventismo del Séptimo Día en una reciente discusión de conflictos de interés en investigación:

Podríamos esperar el surgimiento de la preocupación del conflictos de intereses, por ejemplo, sobre los Adventistas del Séptimo Día que están estudiando la salud y los efectos del estilo de vida comparativamente abstemio de su compañero Adventista. Considerando las políticas en [the Journal of the American Medical Association] y The New England Journal of Medicine enfatizan los conflictos financieros, la revista Science pide a los autores que divulguen "cualquier relación que ellos crean que pueda ser la causa de conflicto de intereses, si el individuo cree o no que es realmente así". En otras palabras, para cumplir con las políticas de la publicación los autores tienen la obligación de informar a los editores de su orientación religiosa y sexual, así como su situación financiera.(19)

Aunque Rothman argumenta en favor de permitir que el trabajo muestre su propio mérito en lugar de juzgar alguna posible conexión a una fuente de financiamiento, su ejemplo hace pensar que motivaciones más poderosas que el dinero pueden distorsionar los datos. El fraude en la ciencia puede ser sumamente difícil de descubrir, porque los perpetradores controlan la información. Como Mark Twain observó, "¡Las figuras no mienten, pero los mentirosos figuran!"

Yo no creo que itoda la investigación hecha por vegetarianos es poco fiable. Mi experiencia con los Estudios de Salud de los Adventistas del Séptimo Día (SDAHS), una serie de estudios dirigidos por la Escuela de Salud Pública de la LLU, ha sido marcadamente positivo. Su investigador principal, Roland Phillips, M.D., Dr.P.H., era un científico excelente de cuya objetividad yo tenía suma confianza. Él reconoció el problema de la influencia de las expectativas sociales en los Adventistas del Séptimo Día que responde a las preguntas sobre su estilo de vida. El grupo de pensadores de los Adventistas lo hace probablemente, pueden no reportar las actividades desfavorables por la comunidad de la iglesia (por ejemplo: comer carne, beber café, y bebidas) y encima de los informes, aquellos que son aceptados (por ejemplo, cenar sin carne y hacer ejercicios). Phillips parecía sentir que los beneficios de el vegetarianismo por sí mismo se están limitado, y en eso uno debe tener en cuenta la herencia, el estado socio-económico, y el estilo de vida del Adventista en total. La abstención de fumar, acceder al cuidado innovador de la salud, y el fuerte apoyo social probablemente son los responsables para la mayoría de los beneficios de salud que los Adventistas disfrutan. El principal problema con la ciencia vegetariana adventista es cómo se usa la información científica. Para parafrasear un viejo refrán holandés de Pennsylvania: Entre Adventistas del Séptimo Día, cuando las noticias son sobre vegetarianismo y salud son buenas, "nosotros las oímos siempre"; pero cuando las noticias no son buenas, "nosotros nunca las oímos."

He recibido numerosos informes de adventistas profesionales de la salud, y tengo conocimiento personal de otros casos en que el exceso de confianza en el vegetarianismo de miembros de la Iglesia les impidieron obtener un cuidado médico eficaz. Algunos informes han implicado a los verdaderos creyentes en vegetarianismo que eran miembros de familias de médicos. Algunos negaron síntomas, y su rechazo les impidió buscar eficaz intervención a tiempo. Otros rechazaron el cuidado médico por los "remedios naturales" que dieron énfasis a la dieta. Las actitudes evidenciadas son consistentes con aquellos identificados en pacientes de cáncer que se habían vuelto al charlatanismo porque ellos creyeron que ellos habían producido la enfermedad en ellos y podían curarla por las prácticas "naturales".(20) La Iglesia del Adventismo del Séptimo Día ha hecho lo imposible por documentar los beneficios del estilo de vida del Adventismo y para persuadir a los miembros para que adopten dietas vegetarianas. Me habría gustado ver a la iglesia exponer el serio daño que las enseñanzas vegetarianas han causado a sus miembros. Desafortunadamente, ese es el problema con al vegetarianismo ideológico: en el proselitismo, la objetividad siempre quedá relegada.

Los datos sugieren que la mayoría de los Adventistas son razonables en su acercamiento al vegetarianismo. En los años setenta, el Adventismo reveló que sólo un 1 por ciento eran veganos.(21) Esto puede cambiar en la medida que el vegetarianismo se populariza entre la población. Los adventistas tienden a ser excesivos. Si consideramos algo como "bueno", nos esforzamos por adoptarlo completamente. Si consideramos algo "malo", lo evitamos completamente. Los Adventistas evangelistas vegetarianos se han vuelto más agresivos en los años recientes debido a la creencia extendida en la comunidad Adventista de que el día del juicio final esta cerca.

Yo recuerdo a un adventista líder de la Iglesia respondiendo a la pregunta de si él comió carne: "¡Como la suficiente para evitar volverme un fanático!"

Un "ismo" menos

Dejé el vegetarianismo porque encontré que ese compromiso significó rendirse a la objetividad, la cual es esencial para la integridad personal y profesional de un científico. Como un educador de salud, siento tener la obligación de esforzarme por adherirme a los hechos sin barnizar cualquier investigación científica descubierta. Puedo apoyar el vegetarianismo pragmático, pero yo creo que la cruzada de los vegetarianos ideológicos es peligrosa para ellos y para la sociedad.

El Dr. William T. Jarvis Ph.D., autor de este artículo, es consejero de ACSH (Consejo Estadounidense sobre Ciencia y Salud), profesor de salud pública y medicina preventiva en la Universidad de Loma Linda, fundador y presidente del Consejo Nacional Contra el Fraude en la Salud, y co-editor de The Healt Roberts: Una Mirada Íntima al Charlatanismo en América (1993). Este artículo es una adaptación de uno publicado por Prometheus Books (Amherst, Nueva York) en el November/December 1996 volante del problema de Nutrición & Noticia del Foro de Salud.

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Vegetarianismo peculiar

Dieta nº 7: "régimen curativo" recomendado por George Ohsawa (vea "macrobiótica") en Macrobiótica Zen: El Arte de Rejuvenation y Longevity (1965). Principalmente implica la restricción de ingestión dietética (incluso agua) a arroz castaño y tipos particulares de té ("tan poco como sea posible") por un periodo de una semana a un número indefinido de meses. Los pretendidos objetivos de la dieta nº 7 y las otras 9 dietas de Macrobiótica Zen es para mantener el equilibrio del yin y yang.

Macrobiótica (anteriormente llamada "Macrobiótica Zen"): el movimiento cuasireligioso y salud centrada en el estilo de vida cuyo centro de mesa es una forma mística de vegetarianismo. El empujón de nutrición de la macrobiótica es la regulación de la ingestión de dos alegadas formas elementales de energía: el yin y el yang. Categorizar una comida como yin o yang depende en gran medida de características directamente cognoscibles por los sentidos y no está relacionada con el volumen nutriente. Los defensores atribuyen la versión moderna de la macrobiótica a Ishizuka Sagen (1850-1910), médico japonés y autor de Una teoría Química Nutritiva de Vida Larga, o a George Ohsawa (1893-1966) cuyo nombre incluye: Georges Ohsawa, Nyoichi (también deletreado "Nyoiti") Sakurazawa, y Yukikazu Sakurazawa. El exponente principal de la macrobiótica es Michio Kushi según su "Medicina Natural y Medicina Macrobiotica" abarca: (a) el diagnóstico astrológico; (b) el aura y diagnóstico vibratorio, alegadamente basado en el color, frecuencia, "el calor, "y intensidad de su "aura radiada" y "vibraciones"; (c) la conciencia y el diagnóstico del pensamiento, una variante de la llamada lectura de la mente; (d) diagnóstico medioambiental cuya teoría postula "influencias celestiales" (e) diagnóstico meridiano que supuestamente revela valiosa información sobre "flujo de energía interior"; (f) la presión diagnóstica de que supuestamente revela "el estancamiento del verter energía"; y (g) el diagnóstico espiritual, una variación clara del aura, análisis (probablemente rei-so).

La Macrobiótica Zen: Forma inicial de la macrobiótica, confirmada por Herman y Cornelia Aihara. Los Aiharas fueron estudiantes de George Ohsawa (vea "macrobiótica") y co-autores de Natural Healing from Head to Toe: Traditional Macrobiotic Remedies (Avery Publishing el Grupo, Inc., 1994). También fundaron, en 1974, el Vega Study Center, en Oroville, California. La escuela enseña Macrobiótica Zen.

El Método "Bíblico" Alternativista

Dieta de Daniel: Alegada panacea médica y "la más elevada forma de comer" promovida por el microbiologo Robert O. Young, Ph.D., autor de Colloids of Light & Life, Profiles of Microscopy, Sick & Tired, y One Sickness --One Disease --One Treatment (1995). En el último libro, Young sostiene que las micosis, o infección por hongos, o la sobre-acidificación del cuerpo (o sangre), es la única enfermedad. Sostiene además que "invertir" la forma de vivir y comer, el consumo especialmente excesivo de azúcares y proteína del animal, causan tal sobre-acidificación. La Dieta de Daniel excluye todas las comidas excepto aguacates, limones, coles, tomates, las verduras (ej., alforfón y soya), el jugo de la verdura oscuro-verde, tofu (cuajada del frijol), mijo, "creció" o poner en remojo semillas y nueces, aceites, té de hierbas, sal marina, suplementos dietéticos específicos (ej., Pycnogenol©), y LiquidLightning Oxygen-O3 (una "fórmula" supuestamente beneficiosa para la "suspensión de oxígeno"). La dieta es el homónimo de un "profeta" judío y adivino del siglo sexto a.C. Según el Libro de Daniel, en el Antiguo Testamento, Daniel se negó a consumir carne y vino, destinado a él por un rey babilónico, pidió vegetales y agua, y después de comer sólo vegetales durante diez días, apareció más saludable y más fuerte.
Traducción castellana: Dr.José Luis Torres Carbonel
La versión original en inglés está disponible aquí: http://www.acsh.org/publications/priorities/0902/vegetarian.html

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LA DIETA DEL HOMBRE PRIMITIVO
Lo siento por mis amigos vegetarianos, pero …
por Dr. Cichowicz Emmanuelli, M.D. (Gastroenterólogo Pediátrico) Publicado en el periódico "Claridad" de Puerto Rico
Traducción de Mónica Gómez Santos
Lo siento mucho por todos mis buenos amigos vegetarianos con quien comparto, pero el movimiento vegetariano ha caído preso de mucha propaganda corporativa y está ahora mismo lleno de un gran número de mitos y falsedades. Los vegetarianos son creyentes muy fervientes en su filosofía "humanista", "naturalista" y "ecológica", así que no les va a gustar lo que aquí van a leer. En síntesis, el vegetarianismo es, básicamente, un invento moderno y no representa el estado nutricional natural y saludable del ser humano.Comencemos con consideraciones evolutivas y antropológicas. De acuerdo a la ley fundamental de la biología – la evolución – la especie Homo sapiens, para sobrevivir, tuvo que aprender a tomar ventaja de todos aquellos factores ambientales que más le aseguraban su bienestar físico y su habilidad de procrear – esto incluía el uso de herramientas, y muy especialmente aquellas herramientas que le permitiesen mejor alimentar a su familia y a su grupo. Perdurarían los grupos que tuviesen la habilidad de alimentarse con substancias de un valor nutritivo más alto, con tal de mantenerse más fuertes, más inteligentes y con más potencial reproductivo que los otros. A tales efectos, el arte de las Cuevas de Altamira, España y Magura, Bulgaria, entre otros, claramente demuestra que nuestros antepasados "primitivos" eran, por lo menos en gran medida, carnívoros. La agricultura, para los efectos evolutivos, es una actividad humana con un origen demasiado reciente como para haber impactado de alguna manera nuestra genética y por ende, nuestra fisiología alimentaria más básica. En la era moderna, la investigación antropológica y médica más completa sobre la dieta de los grupos humanos la llevó a cabo el doctor Weston A. Price durante los 1920s y 1930s. El doctor Price viajó por todo el planeta, observando las culturas aborígenes más "primitivas," antes y después de haber tenido contacto con el hombre blanco, y anotando minuciosamente su dieta y su correspondiente estado de salud – y todos esos hallazgos se plasmaron en su libro Nutrición y Degeneración Física. El doctor Price no encontró ni una sola tribu de aborígenes que fuese completamente vegetariana, y observó una y otra vez que la gente más robusta, más saludable y de temperamento más afectivo eran los que más carne y grasa ingerían. Así que eso de que el vegetarianismo es el estado natural del ser humano es una justificación inventada. Nos guste o no, los humanos somos animales carnívoros por evolución. Mis amigos vegetarianos se pasan diciéndome que la nutrición que se obtiene de una dieta vegetariana variada es tan o hasta más saludable que la carnívora. Lo siento gente, pero eso es un paquete. Para empezar, las únicas fuentes de vitamina B12 utilizables por el ser humano son productos animales, especialmente la carne de los órganos y los huevos. Vegetarianos puros ("vegans") que no suplementan su dieta con fuentes adicionales de vitamina B12, tarde o temprano desarrollan anemia. Todos los estudios de personas vegans han demostrado bajas concentraciones de vitamina B12 en la mayoría de los individuos. Las plantas y las algas lo que contienen son análogos de la vitamina B12 que no son bioactivos y que hasta perjudican la absorción de la B12 natural. Algunas personas sí pueden tener una flora intestinal tan saludable que sus propias bacterias producen vitamina B12 bioactiva en suficientes cantidades, pero esos probióticos usualmente vienen de productos animales fermentados, como lo es el yogur. La vitamina D, en su forma compleja y bioactiva, se encuentra sólo en grasa animal. Algunas plantas contienen una forma "inferior" de vitamina D llamada ergocalciferol (vitamina D2). Aunque nuestra propia piel puede producir vitamina D, esto requiere una exposición al sol de una naturaleza que el hombre moderno trata de evitar por el gran temor a cáncer de la piel. Deficiencia de vitamina D se ha documentado en varios estudios de vegetarianos y veganos. Aun viviendo en el trópico, la mayoría de los puertorriqueños estamos deficientes en vitamina D, y la vitamina D es altamente protectora en contra del cáncer. Buenas fuentes de vitamina D son el aceite de hígado de bacalao, la manteca de puercos que fueron expuestos al sol, los camarones, el salmón, las sardinas, la mantequilla orgánica, los productos lácteos con su cantidad completa de grasa y los huevos de gallinas apropiadamente alimentadas. La vitamina A es otro problema para los vegetarianos. La verdadera vitamina A (retinol) sólo se encuentra en grasas animales y en órganos como el hígado. Las plantas contienen beta-caroteno, una substancia que el cuerpo puede convertir en vitamina A, pero sólo bajo ciertas circunstancias. O sea, beta-caroteno no es vitamina A. La conversión de beta-caroteno en vitamina A requiere sales biliares, un producto excretado en la bilis (el líquido que almacena la vesícula) en respuesta a la presencia de grasa en el intestino. O sea, que para convertir el beta-caroteno de las plantas en vitamina A, hace falta la ingesta de grasa. Además, infantes, personas que padecen de la tiroides, personas con problemas de la vesícula y diabéticos o no pueden hacer la conversión o la hacen muy pobremente. Y para terminar, aun en condiciones óptimas, la conversión no es muy eficiente – toma 6 moléculas de beta-caroteno para generar una de vitamina A. La vitamina A se utiliza para fortalecer el sistema inmune, para permitir la reproducción y para combatir infecciones. Mis amigos vegetarianos me indican que ellos tendrán menos probabilidad que yo de padecer de osteoporosis, enfermedades cardiacas, enfermedades del riñón y de cáncer. Esto es una falacia que tomó vida propia en vista de unos reportes iniciales que a final de cuentas probaron ser estudios muy pobremente hechos e interpretados. La gente más carnívora del planeta –los Innuit y los Masai– no padecen de ninguna de estas condiciones, mientras que hay muchas poblaciones vegetarianas –desde la India hasta los adventistas americanos– con tasas muy altas de enfermedad coronaria y de cáncer. Otro argumento siempre en boca de los vegetarianos es que el comer carne induce una acidosis en la sangre, lo cual lleva al cáncer y otras enfermedades. Otra vez, si eso es así, por qué a los Masai, que consumen principalmente carne, sangre y leche, no padecen de cáncer y las otras enfermedades crónicas y degenerativas modernas. La verdad es que la carne (con el cuerito y la grasa) contiene proteínas completas y vitamina D, los que mantienen un balance de pH en la sangre. Además, ya hay amplia evidencia científica –que naturalmente se les esconde a los médicos– demostrando que el cáncer es producto de una dieta alta en azúcar, carbohidratos refinados y aceites vegetales procesados, y no a causa de carne roja, grasas saturadas o colesterol. La lista de científicos del más alto renombre, incluyendo premios Nobel, que han certificado como falso el que las carnes rojas, las grasas saturadas y el colesterol causen enfermedad coronaria incluye a Linus Pauling, Russell Smith, George Mann, John Yudkin, Abram Hoffer, Mary Enig y Uffe Ravnskov. Los cardiólogos todavía se refieren al famoso estudio "the Framingham Heart Study" para indicarles a sus pacientes sobre los supuestos peligros del colesterol, pero la información que éstos transmiten viene de la manipulación selectiva de las estadísticas que le suministran las farmacéuticas y su portavoz, la Asociación Americana del Corazón. Lo que no le dicen a los médicos es que en la población de Framingham, Massachussets, aquellos participantes cuyo valor de colesterol bajó durante los 30 años del estudio estaban a más riesgo de morir que aquellos cuyo valor subió. Por cada 1% que bajaba el valor del colesterol aumentaba en un 11% la mortalidad por problemas coronarios. El concepto del colesterol bueno y el colesterol malo en sí es una gran mentira diseñada sólo para vender las drogas que bajan el colesterol. Lo que los cardiólogos no te dicen es que mientras más bajo tengas el colesterol "malo," más alto es tu riesgo de cáncer y más alto es tu riesgo de infecciones peligrosas como el mortal estafilococo y la tuberculosis, de la cual los vegetarianos padecen más. La conclusión de un estudio reciente lee como sigue, "Un colesterol LDL (el malo) bajo no está necesariamente asociado a desenlaces clínicos óptimos, pero sí es un vaticinador de cáncer y de muerte." La gran verdad que el sistema corporativo de salud no quiere que ustedes sepan es que el colesterol es extraordinariamente beneficioso para su salud. La leche materna está llena de colesterol porque el colesterol es vital para el desarrollo y funcionamiento del cerebro y el sistema nervioso. El colesterol mantiene al intestino saludable. Las hormonas que nos ayudan a lidiar con el estrés son a base de colesterol. Las hormonas sexuales como el estrógeno y la testosterona están hechas de colesterol. Nuestro cuerpo manufactura la vitamina D, que ayuda tanto a prevenir todo tipo de cáncer, usando el colesterol. De hecho, el colesterol de por sí es un antioxidante poderoso que nos protege del cáncer. Y por último, el colesterol es la substancia que el cuerpo más usa para repararse. Cuando alguien tiene niveles altos de colesterol es porque hay un tejido del cuerpo que está lastimado y le está pidiendo más colesterol al hígado para recuperarse. Estudios repetidos han demostrado que dietas bajas en colesterol también se asocian al autismo, a partos prematuros, a recién nacidos con cabezas pequeñas, a la depresión, a problemas sicológicos, a la violencia y al suicidio. Eso de que los vegetarianos viven un promedio de nueve años más que los no-vegetarianos es un mito. Muy especialmente, las mujeres con los valores más bajos de colesterol viven vidas mucho más cortas que aquellas con valores altos. En otras palabras, es mucho más peligroso andar por ahí con niveles bajos de colesterol que con niveles altos. Resulta que el colesterol es tu mejor amigo. Entonces está la adoración de los vegetarianos con la soja, que ven como el sustituto perfecto de la carne en términos de proteína. Los que han visitado una tienda naturalista saben que están llenas de cuanto producto de soja existe – leche, queso, mantecado, aceite, hamburgers, salchichas, tofu, cereales y un sinnúmero de suplementos "nutritivos". No analizaré extensamente la soja como nutriente aquí, ya que dediqué una columna anterior completa de Muriendo por la Boca a ese tema (La Soya – el Mercadeo de un Anti-Nutriente), pero si repasaré brevemente lo más importante. Para empezar, deben saber que la soja es un negocio corporativo de enorme proporción que representa billones de dólares en ventas. A tal motivo, la propaganda alrededor de la soja es monumental y no es de sorprenderse que una gran parte de ese mercadeo ha sido dirigido a los naturalistas y a los vegetarianos, así logrando que estén enamorados de la habichuela y que desconozcan sus propiedades perjudiciales a la salud. Los chinos usan la soja como alimento sólo en su forma fermentada porque de esa manera se destruyen todos sus componentes tóxicos. En el Occidente, se usa la soja en su forma cruda, la cual contiene antinutrientes que no permiten la absorción de los minerales más esenciales de la dieta, especialmente el zinc, y que no permiten que se digieran las proteínas adecuadamente. La soja tiene moléculas que interfieren con el funcionamiento normal de la glándula tiroides, y que han causado infertilidad en todos los animales usados experimentalmente hasta ahora. Y como si fuese poco, la soja sabe a ñoña, así que de rutina le añaden el glutamato monosódico (MSG) – una neurotoxina asociada a tumores del cerebro - a los productos de soya para darles sabor. Quiero que mis amigos vegetarianos estén muy claros en esto: la soya en forma no-fermentada es un alimento muy perjudicial a la salud. Escucharán también a los vegetarianos decir que los humanos tenemos dientes e intestinos de herbívoros y no de carnívoros, para probar que estamos diseñados para comer hierba. De-la-Manga Productions, obviando por completo varios hechos que invalidan esa aseveración. Lo más importante –nuestro único estómago produce ácido clorhídrico en abundancia con el propósito de activar enzimas que digieren la proteína– algo que no se ve en herbívoros rumiantes con sus cuatro estómagos, donde la digestión principal de la celulosa la llevan a cabo bacterias. Segundo, nuestro páncreas produce todas las enzimas necesarias para digerir grasa y proteína animal. Ciertamente, nuestro intestino es mucho más parecido al del perro, un carnívoro, que al de la oveja, un herbívoro. Y no sé de ustedes, pero yo no me acuerdo de la última vez que me quise sentar en el sofá después de cenar para regurgitar a mi boca la ensalada que me comí y masticarla otra vez por un buen rato mientras veía la tele. Desde el punto de vista puramente biológico, lo cierto es que la carne de res le provee una serie de nutrientes de alta calidad al ser humano. La carne roja provee proteína completa, incluyendo los aminoácidos esenciales altos en azufre como la cisteína y la taurina y la carnitina, que son necesarios para ojos y corazón saludables. La carne de res también provee la coenzima Q10, vital para el sistema cardiovascular y muscular. La carne de res es una fuente excelente de minerales como magnesio y zinc, el cual contribuye a pensar claramente y a una vida sexual saludable. Si hay una precaución que se debe tener en mente con la carne de res, es que uno no debe comer carne magra, es decir, sin la grasa. La grasa saturada es otro nutriente que ha sido objeto de la misma propaganda negativa e injustificada del colesterol. La grasa es la parte más importante y nutritiva de la carne de res, conteniendo aceites omega-3, vitaminas A y D, ácidos grasos con acción antimicrobial que protegen nuestro intestino, y el ácido linoléico conjugado, el cual nos protege del cáncer y promueve pérdida de peso. Denle carne magra a sus perros, no a sus hijos. Tal y como lo acaban de leer –las grasas saturadas correctas, como las de mantequilla, aceite de coco y carne de res, te ayudan a perder peso. Además, te fortalecen el sistema inmune y los huesos y te protegen el hígado. Las grasas y los aceites que más te enferman y te engordan están en la margarina, en los aceites de canola, soja y maíz, y en los aceites vegetales parcialmente hidrogenados. Me imagino a algunos de mis amigos vegetarianos poniéndose rojos en la cara con rabia mientras leen esto, porque su creencia en ese estilo de vida es de naturaleza espiritual o cuasi-religiosa. Y no los culpo. Yo estoy exponiendo el punto de vista puramente biológico pero, obviamente, la decisión de qué comer va mucho más allá. No hay más que ver los vídeos de cómo la industria trata y mata inhumanamente a criaturas tan maravillosas en preparación para que usted se las saboree, como para uno convertirse en un guerrillero vegetariano como la gente de PETA. Y también sabemos que el ganado comercial está intoxicado con antibióticos, hormonas, y cuarenta mil otros venenos. Mi punto es que no debemos olvidarnos de los hechos biológicos al justificar nuestro mensaje en contra del consumo de carne. Por un lado, yo nunca compraría cordero y nunca me comería un pedazo de pollo de KFC. Por otro lado, no tengo problema alguno en comerme un pedazo de carne de un animal crecido por un agricultor orgánico y humano, porque no me queda duda que la salud de mi cuerpo lo requiere. A los compañeros vegetarianos que mientras leían esto desarrollaron un coraje repentino e irracional, sepan que es un síntoma clásico de deficiencia de vitamina B12
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¿UNA DIETA VEGETARIANA PUEDE SER SANA?
Para interés general pongo esta opinión que me parece razonable. Por el doctor Campillo, especialista en Medicina Interna.
Para que una dieta vegetariana sea saludable, se deben seguir unas normas que eviten el déficit de algunos nutrientes. Entre éstos, son muy importantes unos aminoácidos (componentes de las proteínas) que nuestro organismo no "fabrica" y tampoco se encuentran en todas las proteínas de procedencia vegetal. Desde luego, este problema no existe si la dieta permite los huevos y los lácteos, pero, si no es así, para evitar esta carencia, se deben comer cada día distintas clases de legumbres y cereales. Los lácteos también suministran calcio y vitamina D. El calcio se puede conseguir comiendo judías blancas, espinacas, acelgas, soja y frutos secos, y la vitamina D exponiéndose a los rayos del sol, pues en la piel hay una sustancias
que con la acción del sol se transforma en esta vitamina. Un peligro de las dietas vegetarianas son las anemias, ya que, para formar los glóbulos rojos, son imprescindibles el hierro y la vitamina B12. Varios vegetales contienen hierro, pero, para el organismo, es más difícil aprovecharlo que cuando se encuentra en las carnes, aunque la dificultad desaparece si se toman junto a la vitamina C (tomate, limón, naranja). Los vegetales prácticamente no tienen vitamina B12, por lo que se deben tomar suplementos o bien algunos alimentos enriquecidos con ella. Sin embargo, hay que tener en cuenta que esta vitamina es necesaria sólo en muy pequeñas cantidades y que se acumula en el hígado, por lo que si, antes de la dieta vegetariana se había comido carne, es muy probable que el déficit tarde en aparecer de 20 a 30 años. CONSEJO= En general, la alimentación es más saludable si se consumen alimentos integrales o germinados, aceite de oliva virgen en lugar del refinado y vinagre de manzana en lugar del de vino.

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DR. WESTON PRICE
Políticamente incorrecto: La negada investigación nutricional del Dr. Weston Price
Dr. Stephen Byrnes

Parece que cuanto más las cosas cambian, más se mantienen iguales. Con la aparición de los antibióticos en la década del ´30, la medicina se ha enorgullecido de la casi total erradicación de varias enfermedades mortales:
tuberculosis
polio
difteria
La medicina moderna tiene un medicamento y un test de diagnóstico para casi cualquier problema, y debido a este edificio de tecnología farmacológica, la gente suele maravillarse y venerar a los médicos y a la profesión médica.
A pesar de nuestros increíbles avances científicos (televisión, películas, el transbordador espacial, haber llegado a la luna, etc), no hemos avanzado nada cuando se trata de enfermedades crónicas. Los médicos se encogen asustados cuando reciben a un paciente con artritis.
Lo mismo se aplica a quienes sufren de Alzheimer, Parkinson, cáncer, lupus, esclerosis múltiple, y SIDA; la ciencia médica, con toda su magia tecnológica y arrogante orgullo, NO tiene tratamientos efectivos o curas para ninguna de estas enfermedades. Y la incidencia de las mismas sigue aumentando.
En el caso de las enfermedades coronarias, por ejemplo, los médicos pueden decir que han reducido la mortalidad de quienes han sufrido un ataque al corazón, pero esto se debe a que la ciencia tiene la tecnología para mantener con vida a las personas después de haber sufrido un ataque cardíaco. Sin embargo, el riesgo y la incidencia de la enfermedad coronaria no ha hecho más que aumentar y empeorar. A pesar de las dietas bajas en grasas y en colesterol, de medicamentos para hacer menos viscosa la sangre, aceites poliinsaturados, y la práctica de contar calorías, el siglo 20 no ha podido hacer nada para disminuir las tasas de enfermedad coronaria.
Las cosas no estaban tan mal a principios del siglo pasado, pero la situación estaba empeorando lo suficiente para hacer que alguien lo notara. El Dr. Weston Price, de Cleveland, Ohio, Estados Unidos, fue un dentista que tuvo una carrera verdaderamente gloriosa y distinguida.
Había enseñado a miles de estudiantes en facultades de odontología, fue autor de artículos científicos y libros técnicos, y condujo un increíble estudio sobre el tratamiento de conducto como causa de distintas enfermedades (Para aquellos interesados en conocer más sobre este aspecto del trabajo del Dr. Price, les sugiero visitar el sitio de la Price-Pottenger Nutrition Foundation). A pesar de haber realizado fascinantes investigaciones, el trabajo del Dr. Price ha caído mayormente en el olvido, lo que es una desgracia, porque contiene un tesoro de información nutricional que puede conducir a las personas de esta época hacia mayores niveles de salud y vitalidad, alejándolas de la plaga de las enfermedades degenerativas.
Los estudios de nutrición del Dr. Price
Price notó que sus pacientes estaban sufriendo cada vez más enfermedades crónicas y degenerativas. También notó que sus pacientes más jóvenes tenían cada vez más los arcos dentales deformados, los dientes torcidos, y caries. Esto realmente lo preocupó: no había visto algo así diez o quince años antes. ¿Por qué estaba pasando ahora? Price también notó un fuerte correlato entre la salud dental y la salud en general: una boca llena de caries iba de la mano de un cuerpo lleno de enfermedad, o de debilidad generalizada y susceptibilidad a la enfermedad. En aquel entonces, la tuberculosis era la principal enfermedad infecciosa, la Plaga Blanca. Notó que cada vez más afectaba a los niños, a aquellos con los dientes en mal estado. El Dr. Price había escuchado rumores de culturas nativas donde la así llamada gente primitida vivía felíz, libre de enfermedades. Se le ocurrió una idea: ir a buscar a esas gentes para averiguar:
1) si realmente eran sanos, y
2) en caso afirmativo, encontrar los factores responsables de su salud.
Ya que su situación financiera se lo permitía, empezó a viajar junto con su esposa a lugares remotos alrededor del mundo. Buscaban específicamente a personas sanas que no hubieran sido tocadas todavía por la civilización (en aquel momento, existían todavía tales grupos humanos).
El trabajo de Price suele criticarse en este sentido por ser tendencioso. Los críticos sostienen que Price simplemente ignoró a aquellos grupos humanos que no eran saludables y por lo tanto, su información y conclusiones sobre las dietas primitivas no tienen fundamento. Estos críticos no ven la motivación y la idea básica del trabajo del Dr. Price. No tenía interés en examinar a personas enfermas porque había visto suficientes en los Estados Unidos.
Price quería encontrar a personas SANAS, descubrir que las hacía estar sanas, y ver si había patrones similares entre todas estas personas. Durante sus nueve años de viajes, se encontró con grupos de gentes nativas que tenían de hecho problemas de salud por distintos motivos. Price tomó nota de estos grupos, y de lo que parecía estar causando sus problemas de salud, y después continuó sus viajes. Repito: no estaba buscando personas enfermas. A menudo lo que causaba estos problemas de salud en ciertos grupos era la escasez de alimentos, (especialmente la falta de productos de origen animal), las sequías, cosas que quienes viven de lo que brinda la tierra deben enfrentar cada tanto, y el contacto con la civilización europea.
El Dr. Price y su esposa visitaron muchos lugares. Viajaron a zonas aisladas en los alpes suizos, a frías y ventosas islas cerca de la costa escocesa, a los Andes peruanos, a varios lugares de Africa, a la Polinesia, a Australia y Nueva Zelanda, a bosques del norte de Canadá, e incluso al Círculo Polar Artico. En total, visitaron a catorce grupos humanos nativos.
Después de ganarse la confianza de los ancianos de cada lugar, Price hizo lo esperable: contó caries, y realizó exámenes físicos de los nativos.¡Imaginen su sorpresa al descubrir que, de promedio, había menos de 1% de caries entre todas las personas que visitó! También descubrió que los dientes de estas personas eran perfectamente blancos y estaban perfectamente alineados, con altos arcos dentales y características faciales bien formadas. Y había algo aún más sorprendente: ¡ninguno de ellos llevaba a cabo ningún tipo de higiene dental ni había usado jamás un cepillo de dientes!
Por ejemplo, cuando visitó al primer grupo de nativos (habitantes de zonas aisladas de los Alpes suizos), notó enseguida que los dientes de los niños estaban cubiertos de una delgada película de cieno verde, sin embargo no tenían caries. ¡Cuánta diferencia con los niños de Ohio!
Observó también que, además de sus dientes y encías sanas, todas estas personas eran fuertes y resistentes, a pesar de las difíciles condiciones de vida que debían enfrentar en ocasiones. Por ejemplo, las mujeres esquimales daban a luz a un niño sano tras otro, con pocas dificultades. A pesar de que los niños suizos iban descalzos por ríos helados, no había habido ni un solo caso de tuberculosis entre ellos, aunque habían estado expuestos a la tuberculosis. En general, Price no encontró casos de las enfermedades que son plaga entre nosotros personas civilizadas, con nuestros camiones recolectores de basura y nuestros teléfonos celulares: cáncer, enfermedades coronarias, diabetes, hemorroides, esclerosis múltiple, mal de Parkinson, Alzheimer, osteoporosis, síndrome de fatiga crónica (en la época de Price se lo llamaba neurastenia), etc. Otra característica que pudo observar en las personas sanas a las que encontró fue que eran felices. Si bien la depresión no era un problema importante en aquella época, sí lo es hoy en día: pregúntele a cualquier psiquiatra. Aunque en ocasiones algunos nativos peleaban con tribus vecinas, dentro de sus propios grupos, eran alegres y optimistas, y se recuperaban rápidamente de los problemas emocionales. No necesitaban antidepresivos. Para que no piense que el Dr. Price inventó todo esto, llevó con él una invención moderna con la que pudo dejar testimonio de su investigación e increíbles conclusiones: una cámara de fotos. Junto con su esposa, sacaron unas 18.000 fotos. Muchas de ellas están en su obra maestra: Nutrición y Degeneración Física. Las fotos muestran a gentes nativas de todo el mundo sonriendo ante la cámara, con sus perfectos y brillosos dientes.
Qué comían estas personas
Además de examinar a los nativos, el Dr. Price recolectó mucha información sobre sus culturas y costumbres distintivas, y estas descripciones ocupan muchas páginas de su libro. Price observó con mucho detalle lo que estas personas comían, ya que sospechaba que la clave de una buena salud y de unos dientes sanos estaba en una alimentación saludable. Se sorprendió al descubrir que, dependiendo de la gente y del lugar donde vivían, los habitantes nativos consumían dietas muy diferentes entre sí.
Por ejemplo, los habitantes de los Alpes Suizos substían básicamente consumiendo productos lácteos no pasteurizados y fermentados, especialmente manteca y queso. El centeno era también parte integral de su dieta. A veces comían carne (vacuna) cuando las vacas de su rebaño envejecían. La dieta se completaba con pequeñas cantidades de caldos de hueso, verduras y bayas. Debido a la altura, no crecía mucha vegetación en la región. Comían lo que podían durante los cortos meses de verano, y con lo que sobraba hacían conservas para el invierno. Los alimentos principales, sin embargo, eran el queso entero, la manteca, y el pan de centeno.
Los pescadores gaélicos de las islas Hébridas no comían productos lácteos, pero consumían buenas cantidades de bacalao y otros productos del mar, especialmente mariscos (cuando era la estación). Debido al suelo pobre, el único cereal que podía crecer era la avena, y formaba una parte principal de la dieta. Un plato tradicional, considerado muy importante para los niños en etapa de crecimiento y para las mujeres embarazadas, era cabeza de bacalao rellena con avena y puré de hígado de pescado. Como se dijo anteriormente, debido al clima extremadamente adverso, crecían muy pocas frutas y verduras en la región. Price notó que una chica gaélica quedó intrigada cuando le ofreció una manzana: ¡nunca había visto una!
Los esquimales, o Innu, comían una dieta de casi 100% de productos animales, con amplias cantidades de pescado. Las morsas y las focas, y otros mamíferos marinos, formaban también parte integral de su dieta. La grasa de ballena se consumía con deleite. Los Innu también recolectaban nueces, bayas y algunos pastos durante los cortos meses de verano, pero su dieta era básicamente carne y grasa. Price notó que los Innu solían fermentar la carne antes de comerla. O sea, la enterraban y dejaban que se pudriera levemente antes de consumirla. Los Innu también comían los pastos parcialmente digeridos de los estómagos de los caribús.
Los Maoríes de Nueva Zelanda, junto a otros habitantes de las islas del sur, consumían toda clase de productos de mar: pescado, tiburón, pulpo, lombirces marinas, mariscos, y también cerdo y una amplia variedad de alimentos vegetales, incluyendo frutas y coco.
Las tribus ganaderas de Africa, tales como los Masai, no consumían casi productos vegetales. Tenían una dieta de carne vacuna, leche cruda, órganos y sangre (en tiempos de sequía).
Los Dinkas de Sudán, que según Price eran los más sanos de todas las tribus africanas que estudió, combinaban cereales integrales fermentados con pescado, junto a cantidades menores de carne roja, vegetales y frutas. Por otro lado, los Bantu, la menos fuerte de las tribus africanas estudiadas, eran básicamente agricultores. Su dieta se basaba en legumbres, zapallo, choclo, mijo, vegetales y frutas, con pequeñas cantidades de leche y carne. Price no encontró ninguna cultura totalmente vegetariana. La información antropológica actual da sustento a esto: todas las culturas y los grupos humanos muestran una preferencia por los productos de origen animal y por la grasa animal.
Los grupos cazadores-recolectores del norte de Canadá, las regiones pantanosas de Florida (los Everglades), del Amazonas y de Australia, consumían animales de presa de todo tipo, especialmente órganos, y variedad de cereales, legumbres, tubérculos, vegetales y frutas cuando se las podía encontrar. Price observó que todos los grupos, excepto los esquimales, consumían insectos y sus larvas. Obviamente, en las zonas más tropicales, los insectos formaban una parte más integral de la dieta. También notó que los nativos de Africa sabían que ciertos insectos son muy ricos en nutrientes especiales en ciertas estaciones, y también que sus huevos son alimentos valiosos. Los huevos de una mosca que pone grandes cantidades de huevos en el Lago Victoria se juntaban para ser consumidos frescos, y también se desecaban para almacenar. Usaban además huevos de hormiga y hormigas. Las abejas, avispas, escarabajos, libélulas, grillos, cigarras, polillas y termitas también se consumían con entusiasmo, particularmente en Africa.
Price también observó que todas las culturas consumían alimentos fermentados todos los días. Alimentos tales el queso, la manteca, el yogur, o las bebidas a base de cereales fermentados, como la cerveza kaffir (hecha a base de mijo) en Africa, o el pescado fermentado en el caso de los esquimales, eran parte importante de las dietas nativas.
Curiosamente, todos los grupos nativos estudiados hacían grandes esfuerzos por conseguir alimentos del mar, especialmente huevos de pescado, que se consumían para tener hijos sanos. Incluso los habitantes de las zonas montañosas hacían viajes semianuales al mar para conseguir algas, huevos de pescado, y pescado deshidratado. La langosta, rica en colesterol y vitamina D, era un alimento stándard en muchos lugares, desde Africa hasta el Oriente.
La última característica principal que descubrió Price de las dietas nativas era que eran altas en grasa, especialmente grasa animal. Ya sea de insectos, huevos, pescado, animales de presa o ganado domesticado, los grupos nativos sabían que se enfermarían si no comían suficiente grasa. Otros exploradores, además de Price también han hecho la misma observación. Por ejemplo, el antropólogo Vilhjalmur Stefansson, que vivió durante años con los esquimales y con los indios del norte de Canadá, notó específicamente cómo los Indios se preocupaban especialmente por cazar caribús machos viejos, porque llevaban consigo una gruesa acumulación de grasa de 22 kilos en el lomo. Cuando esos animales no estaban disponibles y los Indios se veían obligados a subsistir comiendo conejos, un animal muy magro, aparecían diarreas y hambre luego de una semana. El cuerpo humano necesita grasa saturada para asimilar y utilizar proteínas y las grasas saturadas animales contienen altas concentraciones de las vitaminas liposolubles, así también como ácidos grasos beneficiosos con propioedades antimicrobiales.
Los alimentos que estas personas consumían eran, por supuesto, naturales y no procesados, no contenían conservantes, aditivos ni colorantes. Tampoco se les agregaba azúcar (aunque se comía miel y sirope de arce en cantidades moderadas, cuando se los encontraba). No había harina blanca ni alimentos enlatados. Sus productos lácteos no eran pasteurizados, homogeneizados ni desgrasados. Los alimentos animales y vegetales que consumían crecían en suelos libres de pesticidas y no se les daban hormonas o antibióticos. En resumen, comían siempre productos orgánicos.
El análisis de las muestras
El Dr. Price estaba deseoso de analizar químicamete los diferentes alimentos que estos grupos nativos consumían. Tuvo cuidado en obtener muestras de todo tipo para ser analizadas. En esencia, las dietas de estas personas saludables contenían 10 veces más vitaminas liposolubles, y al menos 4 veces más calcio, otros minerales , y vitaminas hidrosolubles que las dietas occidentales de aquel entonces. ¡Con razón eran tan sanos!
Debido al consumo de alimentos crudos y fermentados (incluídos productos animales crudos), Price observó que las dietas nativas eran altas en enzimas. Las enzimas asisten en la digestión de los alimentos cocidos. Price notó que todos los grupos tenían predilección y un instinto alimentario hacia alimentos altos en vitaminas liposolubles. Según él, la manteca hecha de leche de vacas alimentadas a pasto, rica en estas vitaminas y también en minerales, era el alimento sano por excelencia. Las vitaminas liposolubles se encuentran en las grasas de origen animal, tales como manteca, crema, manteca de cerdo y cebo, y también en los órganos. Y para disipar un mito común acerca de las tribus primitivas, sí vivían muchos años. Price sacó cantidad de fotos de personas primitivas sanas, con las cabezas cubiertas de cabellos grises. Si bien no sabemos con exactitud cuántos años tenían, porque no había calendarios, por su apariencia es seguro que tenían claramente más de 60 años.
Los Aborígenes de Australia, por ejemplo, tenían una sociedad especial de los ancianos. Obviamente, si no hubiera habido ancianos entre ellos, no hubieran necesitado tal sociedad. Stefansson también cuanta que los esquimales eran muy longevos. Es verdad que la mortalidad entre los más jóvenes era mayor en algunos grupos, pero esto se debía a su peligroso estilo de vida, no a sus dietas. Cuando alguien vive en el Círculo Polar Artico, por ejemplo, luchando constantemente con los elementos, con los osos polares, deslizamientos de hiejo, y leones marinos, corre el riesgo de una muerte temprana.
Otro error común que la nutrición moderna tiene sobre los grupos primitivos y sus dietas altas en carne y grasa es que sufrían todo tipo de enfermedades degenerativas, especialmente osteoporosis y enfermedades cardiovasculares. Los hechos, sin embargo, no apoyan este concepto. A pesar de algunos estudios, realizados durante las últimas décadas, que intentaron demostrar que la alta incidencia de osteoporosis entre los esquimales se debía a su dieta alta en proteínas, otros estudios no encontraron tal relación.
El trabajo de los doctores Herta Spencer y Lois Kramer demostró de manera concluyente que la teoría de que las proteínas causas pérdida de calcio es una tontería. Resultó ser que los estudios negativos realizados con esquimales no se llevaron a cabo con esquimales que consumían dietas tradicionales, sino con esquimales modernizados que habían adoptado hábitos modernos de alimentación y consumían también alcohol.
El alcoholismo es un factor principal de la pérdida de calcio. Si la pérdida de calcio hubiera sido un problema, el Dr. Price por cierto lo hubiera notado, especialmente teniendo en cuenta que estaba examinando dientes, que están hechos de calcio. En Suiza, Price obtuvo permiso para desenterrar restos óseos de algunos nativos; los huesos eran fuertes y robustos. Hay fotos de estos huesos en el libro de Price (y calaveras que muestran bocas con dientes perfectos sin caries). No encontró casos de ninguna enfermedad importante, incluídos problemas cardíacos.
Esto no quiere decir que los habitantes nativos no tenían NINGUN problema de salud porque de hecho sí los tenían. Price conoció muchos remedios nativos para un amplio espectro de dolencias menores tales como dolores de cabeza, resfríos, heridas y quemaduras. Pero en cuanto a enfermedades degenerativas, no encontró ninguna. Esto nos lleva al otro descubrimiento importante de la investigación del Dr. Price: los efectos de una dieta moderna en las gentes primitivas.
Las causas de la enfermedad
Cuando el Dr. Price visitó a los diversos grupos primitivos, observó que la civilización europea había empezado a avanzar en las áreas donde ellos vivían. Algunos de los habitantes nativos eligieron irse y mudarse a áreas más modernas. El Dr. Price tuvo también la oportunidad de comparar a los colonos blancos que vivían cerca o junto a los grupos nativos que estaba estudiando. Encontró lo que pensaba que encontraría: enfermedades y problemas dentales.
Cuando la gente lee Nutrición y degeneración física, a menudo le cambia la vida no sólo porque describe el aspecto de las personas saludables, cómo se sentían y qué comían, sino que también muestra, con doloroso detalle, qué le pasa a quienes abandonan sus dietas nativas y adoptan una dieta de alimentos modernos.
Las fotos que sacó Price, de gente nativa y moderna que consumía lo que él llamaba con desdén los alimentos de reemplazo del comercio moderno, son horripilantes, y contrastan totalmente con las fotos de personas nativas sanas y sonrientes. Sally Fallon, investigadora en nutrición y entusiasta de Price escribe lo siguiente:
Sus fotos capturan el sufrimiento que causan estos alimentos - mayormente la aparición generalizada de caries. Aún más sorprendente, las fotos muestran el cambio en el desarrollo facial que ocurre con la modernización.
Los padres que habían cambiado sus dietas tenían niños que ya no mostraban los patrones tribales. Sus caras eran más angostas, sus dientes apretados y sus orificios nasales eran estrechas. Estas caras no irradian optimismo, como las de sus ancestros sanos.
Las fotografías demuestran con gran claridad que los alimentos del comercio moderno no proporcionan suficientes nutrientes para permitir al cuerpo alcanzar su potencial genético total - tampoco para permitir el completo desarrollo de los huesos del cuerpo y de la cabeza, ni tampoco la más completa expresión de los varios sistemas que permiten a la humanidad funcionar a niveles óptimos:
sistema inmunitario
sistema nervioso
digestión
reproducción
¿Y cuáles eran los alimentos negativos que esta desafortunada gente consumía? Lo que se halla hoy en día en las góndolas del supermercado o almacén:
Azúcar
Harina blanca refinada
Mermeladas y dulces
Galletitas, bizcochos
Leche condensada
Vegetales enlatados
Tortas y repostería en general
Productos hechos con harina blanca
Margarina
Aceites vegetales
Price notó en varios lugares que donde los alimentos modernos habían reemplazado a los tradicionales, la tasa de suicidio por caries era alta. Como la mayoría de nosotros sabe, el dolor dental puede ser terrible. Sin medicamentos para aliviar el dolor, y sin dentistas para extraer el diente enfermo, la gente se suicidaba para escapar la tortura del dolor.
Los europeos blancos que vivían en Africa tenían que irse periódicamente por motivos de salud. Los niños nacidos allí debían ser enviados a otra parte varias veces durante su juventud para poder sobrevivir. Tal era el duro efecto de los alimentos modernos en aquellas personas. Los africanos nativos, por supuesto, no tenían tales problemas mientras siguieran consumiendo sus dietas nativas.
Como se mencionó antes, la mayor enfermedad infecciosa en aquella época era la tuberculosis, la plaga blanca. Price sacó varias fotos de niños, por lo general hijos de europeos o nativos que habían adoptado los alimentos modernos antes de que sus hijos nacieran. Estas fotos son perturbadoras en su representación del sufrimiento. Algunos niños estaban demasiado enfermos para poder movilizarse para que haya mejor iluminación para la fotografía. Otros tenían pus saliéndole visiblemente de sus glándulas linfáticas y de sus dientes.
Invariablemente, los padres e hijos que habían adoptado los alimentos modernos eran altamente susceptibles a la tuberculosis y a otras enfermedades degenerativas.
Los habitantes nativos de Hawai son un trágico ejemplo de este cambio. Price estuvo en las islas hawaianas como parte de sus viajes. Notó, por supuesto, que los hawaianos que comían su dieta tradicional de coco, pescado, mariscos, taro, batatas y frutas frescas, eran fuertes y sanos. Hoy en día, sin embargo, la salud de los nativos de Hawai es escalofriante. La obesidad y la diabetes son frecuentes. Debido a que las carnes enlatadas con nitratos son un alimento popular en Hawai, la tasa de cáncer de estómago es alta (los nitratos se convierten en sustancias cancerígenas en el estómago - la vitamina C frena la conversión). Los hawaianos hoy en día consumen buenas cantidades de azúcar, gaseosas, aceites vegetales, pastas, harina blanca y arroz blanco. A veces se come coco, pero por lo general como ingrediente de una golosina. La alta presión arterial y los ataques cardíacos son frecuentes. También es elevada la incidencia del mal de Alzheimer. Tal es el efecto de los alimentos refinados en un hermoso grupo humano.
En la última década, ha aparecido una dieta llamada la dieta hawaiana. Aunque es un poco baja en grasas para mi gusto, recomienda volver por completo a los patrones tradicionales de alimentación: pescado, taro, batatas, frutas frescas y vegetales, y en ocasiones, cerdo (el jabalí y el chancho salvaje son nativos de Hawai). Se evitan especificamente la harina blanca, el azúcar, el paté y las comidas procesadas en general. El cambio es dramático:
La gente pierde peso
Tienen más energía
Sus problemas de salud se solucionan o se vuelven más manejables
Invariablemente, también mejora la salud de los dientes.
Price también notó que si un habitante nativo abandonaba sus patrones ancestrales de alimentación y adoptaba los alimentos modernos, tendría luego mala salud y problemas dentales. Si esa misma persona regresaba a su manera original de comer, su salud volvía y el avance de los problemas dentales se frenaba y se revertía por sí solo. Este es el factor más alentador de su investigación: uno siempre puede revertir la tendencia negativa; siempre hay esperanza.
Price predijo de manera precisa y ominosa que a medida que el hombre occidental consumiera más azúcar refinada y sustituyera las grasas animales por aceites vegetales, las enfermedades aumentarían, y la reproducción se volvería más dificultosa. Hoy en día, un 25% de las parejas occidentales son estériles, y la incidencia de cáncer, diabetes, y enfermedad coronaria se ha ido por las nubes. Price fue verdaderamente una Casandra de Troya, profetizando la verdad, pero sin nadie que lo escuchara.
¿Podemos volver a la sensatez, por favor?
Durante muchas décadas, el trabajo de Price ha permanecido enterrado y olvidado. Sin embargo, gracias a los esfuerzos de la Price-Pottenger Nutrition Foundation, y a la republicación del libro de Price, por suerte esto está empezando a cambiar. Las conclusiones y recomendaciones de Price fueron un escándalo para su época. Proponía volver al amamantamiento en una época en la que la medicina occidental desaconsejaba tal práctica. Urgió a los padres a darles a sus hijos aceite de bacalao todos los días. Price consideraba que la manteca era el alimento saludable por excelencia.
El advertía sobre los peligros de:
Pesticidas
Herbicidas
Preservativos en las comidas
Colorantes
Azúcares refinados
Aceites vegetales
Son, en esencia, todas las cosas que la nutrición y agricultura modernas han adoptado y promovido durante las últimas décadas. Price creía que la margarina era una creación malvada. Déjeme decirle que con este tipo de recomendaciones, ¡era VERDADERAMENTE poco popular! Pero el resultado de su investigación habla por sí solo.
Sabiendo que sus datos contradicen de plano virtualmente todo lo que la nutrición políticamente correcta sostiene, es frecuente que se menosprecie su trabajo. Si los estudios de Price son correctos, entonces la escuela de la dieta baja en grasas debe dejar de existir. Por lo tanto, es típico que sus críticos sostengan que Price examinó a las personas que encontró de manera superficial, y que sacó conclusiones simplistas sobre su salud. También se acusa a Price de ignorar sus deficiencias nutricionales, y de ignorar también las tasas de mortalidad infantil. También se afirma que los alimentos modernos que Price sostuvo eran la causa de los problemas de salud de aquellas personas eran de hecho saludables, pero que los habitantes nativos los consumían en exceso, y no equilibraban sus dietas correctamente, y por eso hubieron altas tasas de enfermedad luego de la adopción de los alimentos modernos.
Los críticos también sostienen que las personas desnutridas normalmente no tienen problemas dentales, y que por lo tanto es irrelevante que los nativos a quienes Price fotografió hayan tenido dientes perfectos, o que los modernizados hayan tenido dientes enfermos.
Es verdaderamente increíble hasta dónde pueden llegar algunos expertos para defender a la industria de los alimentos procesados y a dudosas hipótesis nutricionales. Incluso una mirada superificial al libro de Price le dirá a cualquier persona racional que no realizó exámenes superficiales. Los detalles sobre costumbres nativas, hábitos alimentarios, y la historia de las distintas áreas sirven de argumento contra cualquier acusación de superficialidad.
Además, Price era un médico con muchos años de experiencia. Es absurdo sostener que realizó examinaciones superficiales y que sacó conclusiones simplistas sobre la salud de las personas.
Si hubiera habido deficiencias nutricionales, él las hubiera notado, pero no existen tales descripciones por la simple razón de que no hubo tales deficiencias nutricionales. Sabemos que esto es verdad porque si examinamos a los descendientes modernos de las personas a las que él estudió, nos encontramos con que disfrutan de una salud robusta y que están libres de problemas dentales y enfermedades crónicas, SIEMPRE y CUANDO no hayan abandonado sus dietas tradicionales.
Es cierto que había una alta mortalidad infantil, pero sólo DESPUES de exponerse a y adoptar la manera de vida occidental. Más aún, si los alimentos modernos eran tan saludables, entonces hubieran proporcionado los nutrientes para evitar la muerte, los problemas dentales y las enfermedades en quienes los consumían. Es engañoso hablar de dietas desequilibradas compuestas de alimentos modernos. No pasa un examen lógico.
La última afirmación que dice que la salud dental no está relacionada con el status nutricional del cuerpo es simplemente falsa. Numerosos investigadores han notado la clara y obvia conexión entre la salud dental y la salud corporal. Todos ellos afirman sin dudar que la salud del cuerpo se refleja de manera precisa en la salud de los dientes.
El mensaje del Dr. Price
La conclusión obvia de su investigación es que si la humanidad quiere sobrevivir, tiene que alimentarse mejor. Y los alimentos que debe consumir deben ser enteros, frescos, y sin procesar. Cada vez más personas están empezando a darse cuenta de esto, y han estado cambiando sus hábitos alimenticios. Pero para la mayoría, sin embargo, continuar con los hábitos alimentarios negativos conducirá inevitablemente a una menor vitalidad, niños enfermos... en resumen, la degeneración de la raza humana. En este mundo de supervivencia del más apto, necesitamos todas y cada una de las oportunidades de reforzar nuestra posición o corremos el riesgo de extinguirnos.
Además, ¡comer alimentos enteros, no procesados, es sabroso! La primer lección felíz de las dietas tradicionales y del trabajo de Price es que las comidas saludables pueden y deberían ser sabrosas. Está bien cocinar los vegetales y las carnes con manteca. Está bien consumir leche entera (sin pasteurizar ni homogeneizar), carnes con sus grasas, huevos, langosta y camarones, e hígado con cebollas y jamón. Está bien y es sano consumir sopas caseras hechas con caldos vegetales ricos en gelatina (de hueso) y salsas hechas con crema.
Comer alimentos enteros, no procesados, es bueno también para el medioambiente. Los pilares de una dieta de alimentos enteros son por un lado alimentos vegetales orgánicos, sin pesticidas, cultivados en suelos fertilizados naturalmente, y por otro, animales saludables, que viven libres para comer y abonar los campos donde viven. Esto es muy distinto de estar en un establo apretado, sin nunca ver el sol, alimentado con soja y alimento procesado de maíz, y recibiendo esteroides y antibióticos. Tal es el caso de gran parte de la ganadería moderna.
Consumir alimentos enteros es también bueno para la economía. Los alimentos orgánicos suelen cultivarse en granjas pequeñas. Cada vez que compra un alimento orgánico animal o vegetal, le está ayudando a alguien a ganarse la vida. ¿No es mejor que darle su dinero a una multinacional, que produce a gran escala, y a quien no le importa la salud del suelo, la del planeta, la de los animales, ni la nuestra?
Por úlitmo, consumir alimentos enteros es más saludable. Los seres humanos hemos evolucionado consumiendo ciertos alimentos de cierta forma. No se ha visto a un hombre primitivo sacándole la grasa a su carne - se lo comían todo. No se ha visto a un habitante nativo de los Alpes Suizos comiendo queso desgrasado - lo comían entero. No se ha visto a un pescador maorí evitando los mariscos por miedo al colesterol - los comían. Los alimentos se presentan como la Naturaleza lo planeó: contienen todos los nutrientes para una óptima asimilación. Consumir alimentos enteros nos garantiza la mayor cantidad de nutrientes que los alimentos nos ofrecen. Alterarlos no es prudente.
Nuestra Oportunidad
En el mundo occidental los alimentos están disponibles fácilmente, a diferencia de otras partes del mundo donde la gente rutinariamente se muere de hambre o está desnutrida. Más aún, tenemos la posibilidad de elegir entre dos formas de alimentarnos: los alimentos enteros, no refinados, o los alimentos procesados, la nueva chatarra. Con tal privilegio, nos debemos a nosotros y a nuestros hijos el elegir el camino de la vida: el camino de los alimentos enteros y naturales. Con esta elección, podemos frenar la ola de enfermedades crónicas que amenaza con consumir nuestros cuerpos y nuestras mentes. Tomemos esta decisión y retomemos la manera de alimentación de nuestros ancestros. Solamente el volver a la sabiduría de las dietas tradicionales podemos encontrar nuestra salvación biológica.
Acerca del autor
El Dr. Stephen Byrnes es nutricionista y médico naturista. Sus libros Overcoming AIDS with Natural Medicine, Digestion to the Max! and Healthy Hearts: Natural Medicine for Your Ticker, pueden comprarse en http://www.amazon.com/ Su sitio es http://www.powerhealth.net/
Obras citadas
Abrams, H. Leon. Vegetarianism: An Anthropological/Nutritional Evaluation, Jnl of Applied Nutrition, 32:2, 1980.
The Preference for Animal Protein and Fat: A Cross-Cultural Survey, Food and Evolution, Marvin Harris and Eric Ross, eds., Temple University Press, 1987.
Diorio, L.P., et al The Separate Effects of Protein and Calorie Malnutrition of the Development and Growth of Rat Bone and Teeth, Jnl of Nutrition 103:856-865, 1973.
Fallon, Sally. Nasty, Brutish, and Short? The Ecologist, Jan/Feb 1999.
Menaker & Navia Jnl of Dental Research, 52:680-687, 1973.
Navia, J. Nutrition, Diet, and Oral Health, Food and Nutrition News, 50:1-4, 1979.
Price, W. Nutrition and Physical Degeneration, Keats Publishing, 1943.
Spencer & Kramer Factors Contributing to Osteoporosis, Jnl of Nutr, 116:316-319, 1986.
Further Studies of the Effect of a High Protein Diet as Meat on Calcium Metabolism, Amer Jnl Clin Nutr, June 924-929, 1983.
Comentario del Dr. Mercola:
Estoy totalmente de acuerdo con el excelente artículo del Dr. Byrnes sobre uno de los más grandes pioneros en el campo de la nutrición, el Dr. Weston Price. Según tengo entendido, el Dr. Price era un dentista alrededor del 1900 cuando se empezaron a consumir productos refinados. Price notó un increíble aumento en el número de caries y empezó su viaje alrededor del mundo para documentar la relación entre los alimentos refinados y las caries. Constantemente me maravillo de cómo los dientes son una manera poderosa de predecir la salud de la persona. Cuando tengo un paciente con una enfermedad crónica, pero sin muchas caries, me entusiasmo pensando que se curará pronto. Por el contrario, si la boca está repleta de tratamientos de conducto y emplomados, las perspectivas no son tan buenas. Sin embargo, Dios nos dio una increíble capacidad de curación que frecuentemente puede contrarrestar el daño de muchos años de abuso a nuestros cuerpos. Es bastante increíble que la necesidad de dentistas probablemente se reduciría más de un 95% si nos alimentáramos correctamente. Tal como descubrió el Dr. Price, los grupos humanos que consumían dietas tradicionales no tenían caries. Tengo Nutrición y Degeneración Física, el libro del Dr. Price, en mi consultorio, para mostrárselo a los pacientes. Las fotos son fabulosas. El libro es relativamente barato y DEBE ser leído por cualquier persona con un mínimo de interés en la medicina natural. Ni siquiera tiene que leerlo; la historia está contada en las hermosas fotos que él sacó.
Fuente: Optimal Wellness Center
Sitio del autor: Power Health
Ver fotos del libro
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MÁS INFORMACIÓN: Es más que probable que el cultivo de los cereales naciese aquí, en primer término, de la necesidad de proporcionar forrajes a las bestias, y que hasta más tarde no cobrase importancia para la alimentación del hombre.
Quizá la evolución superior de los arios y los semitas se deba a la abundancia de carne y de leche en su alimentación y, particularmente, a la benéfica influencia de estos alimentos en el desarrollo de los niños. En efecto, los indios de los pueblos de Nuevo México, que se ven reducidos a una alimentación casi exclusivamente vegetal, tienen el cerebro mucho más pequeño que los indios del estadio inferior de la barbarie, que comen más carne y pescado. 

observamos también la tala de los bosques y su transformación en tierras de labor y en praderas, cosa imposible en gran escala sin el hacha y la pala de hierro. 
OBTENIDO GRATUITAMENTE DE : DEL ORIGEN DE LA FAMILIA, LA PROPIEDAD PRIVADA Y EL ESTADO DE ENGELS POR GENTILEZA DE:
https://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/origen/el_origen_de_la_familia.pdf


VER TAMBIÉN http://www.nodo50.org/worldwatch/ww/pdf/Carnes.pdf


La dieta del hombre de las cavernas

por Sally Fallon y MarG. Enig, Ph.D.

Sally Fallon es la autora del libro "Nourishing Traditions: The Cookbook that Challenges Politically Correct Nutrition and the Diet Dictocrats" y Presidente de la Fundación Weston A. Price www.Price-pottenger.org
Traducción de Mónica Gómez Santos

Las dietas bajas en grasa, predican los expertos de la medicina ortodoxa, han estado asociadas con buena salud y longevidad en todo el mundo desde el principio de los tiempos. La investigación de la fundación Weston Price demuestra, sin embargo, lo contrario. De los esquimales de Alaska a los robustos montañeses de los Alpes, del pueblo celta a los integrantes de las tribus africanas, el doctor Price descubrió que la grasa abundaba en la dieta de toda la gente indígena que gozaba de excelente salud. Cuando el doctor Price se embarcó en sus viajes alrededor del mundo en los años 30 todavía se podían encontrar esos grupos neolíticos. Pero nadie, por supuesto, ni siquiera el infatigable Dr. Price, puede visitar a nuestros ancestros del paleolítico, los llamados hombres de las cavernas. La carencia de evidencia directa de nuestros ancestros cazadores-recolectores, que por definición ni cultivaban la tierra ni practicaban la ganadería, permite conjeturas sin fin sobre las características de su dieta.

La escuela que avoca por la dieta baja en grasa predica que el hombre de las cavernas se alimentaba de carne magras acompañadas de abundantes alimentos vegetales, como brotes, raíces, frutas y hojas. Sin embargo, otros investigadores defienden que la grasa animal era el principal sustento del hombre de las cavernas, junto con la carne que la acompaña, y que la ingesta de alimentos procedentes del mundo vegetal era mínima. Ambas escuelas de pensamiento están de acuerdo que la dieta del hombre de las cavernas era espartana, y que carecían de alimentos salados o dulces.

El Dr. Walter L Voegtlin sostiene la teoría de la dieta abundante en grasa en su libro “La dieta de la edad de piedra”, publicado en 1975. Según él, los humanos son animales carnívoros, y la dieta de la edad de piedra era la de los carnívoros, es decir, principalmente grasas y proteínas, con la adicción de una pequeña cantidad de carbohidratos. Señala, que al igual que los perros que son carnívoros, el hombre tiene dientes caninos, molares estriados e incisivos en la mandíbula superior y en la inferior. Su mandíbula está diseñada para machacar y desgarrar siguiendo movimientos verticales. Debe masticar su comida y no es rumiante. La capacidad de su estómago es de 2 litros, tarda 3 horas en vaciarse, descansa entre comidas, carece de bacteria y protozoos, segrega largas cantidades de ácido clorhídrico y no digiere la celulosa. Su tracto digestivo es corto en relación a la longitud de su cuerpo, su cecum es disfuncional y su apéndice un vestigio. Su recto es pequeño, contiene flora bacteriana que provoca putrefacción y no contribuye al proceso digestivo. El volumen de las heces es pequeño; la eficiencia digestiva bordea el 100%, su vesícula biliar es activa y está bien desarrollada. Ambos, el perro y el hombre, se alimentan de forma intermitente y pueden sobrevivir sin estómago o colon.

La oveja herbívora, por el contrario, carece de caninos, tiene molares lisos e incisivos sólo en la mandíbula inferior. Su mandíbula está designada para moler y para los movimientos rotatorios. Rumiar y masticar son funciones vitales. Su estómago contiene 8 litros y medio, contiene bacteria y protozoos, nunca se vacía y produce poca cantidad de ácido clorhídrico. Su colon y su cecum son largos y de gran capacidad, el cecum desarrolla una función vital; la flora bacteriana del recto produce más bien fermentación que putrefacción; las heces son voluminosas, la función de la vesícula biliar (encargada de digerir las grasas) es muy poca o no existe, y la eficiencia de la digestión es del 50% o menos. La oveja se alimenta continuamente. No puede vivir sin el estómago o el colon. Su tracto digestivo es unas cinco veces más largo, en relación a la longitud de su cuerpo, que el del hombre y perro.

Voegtlin afirma que esas grandes diferencias entre la anatomía del hombre y la de los herbívoros hace que sean incapaces de adaptarse a una dieta basada en alimentos vegetales, en especial a los cereales ricos en carbohidratos, así como a una dieta abundante en productos lácteos, ricos en lactosa, predominen; y que todo el abanico de enfermedades modernas surge del abandono de la dieta de nuestros ancestros, basada principalmente en carne y rica en grasa. También señala que, con la excepción de las vitaminas C y K, todos los nutrientes esenciales se pueden obtener del reino animal, siendo la dieta del hombre de las cavernas más rica en vitaminas y minerales que la nuestra. Las comidas desvitalizadas que constituyen hoy en día nuestra dieta básica, como azúcar y harina blanca refinada, lo único que hacen es acelerar nuestro declive.

Una década más tarde, en 1988, el Dr. Boyd Eaton publicó un estudio en el que defendía que la dieta del hombre de las cavernas era baja en grasa, particularmente en grasas saturadas, baja en sal y rica en fibra de procedencia vegetal. Sus recomendaciones paleolíticas para una salud óptima eran, de hecho, muy semejantes a la que aconseja la Asociación Americana del Corazón. El típico perfil paleolítico de nutrientes, afirma, contenía el 33% de la energía procedente de las proteínas, principalmente, pero no únicamente de proteínas animales, 46% de carbohidratos y simplemente un 21% de grasa.

El periodista Joe Friel traduce los supuestos anteriores sobre los hábitos alimenticios del paleolítico en las siguientes pautas a seguir: seleccionar los trozos más magros de carne (si es posible carne de caza), recortar toda la parte de grasa visible en la carne, incluir pescado y aves, limitar el consumo de lácteos a productos desnatados, añadir cantidades moderadas de grasas monosaturadas en forma de aceites y crema de almendras, aguacate, avellanas, nueces de macadamia, aceitunas y nueces.

Sin embargo, mete en el mismo saco de las grasas a evitar tanto a las grasas saturadas como a los nuevos aceites hidrogenados. Según parece, el hombre de las cavernas, con una dieta de carne magra, raíces y frutas, seguía la dieta políticamente correcta baja en grasas. ¿O no? En una colección de ensayos publicada recientemente, “Cazadores- Recolectores de la edad de Hielo en las Montañas Rocosas” aprendemos que los cazadores-recolectores del continente norteamericano se alimentaban principalmente de los siguientes animales: mamut, camello, perezoso, bisonte, oveja de las montañas, así como pequeños mamíferos como castor, antílope, alce, caballo, llama, y algunos miembros de la familia de los perros. El mamut, el perezoso, la oveja de las montañas, el bisonte y el castor son animales que tienen una capa muy espesa de grasa subcutánea, así como muchas especies de osos y cerdos salvajes cuyos restos se han encontrado en numerosos yacimientos del paleolítico en todo el mundo. El bisonte y el camello tienen jorobas compuestas principalmente de sebo. Y lo que es más, si los hábitos nutricionales de los actuales cazadores-recolectores africanos pueden servirnos de indicador, los cazadores del paleolítico preferían las porciones grasas de los animales incluyendo órganos, cerebro, lengua, pies y médula.

Los restos arqueológicos indican que mientras que la carne de los gamos muchas veces no era consumida, los huesos más grandes se llevaban al campamento donde se cortaban en trozos para extraer la médula. Los órganos se consumían frecuentemente crudos al momento, pero la carne procedente del músculo se secaba para preservarla, o se mezclaba con sebo para hacer pemmican.

Algunos investigadores creen que la preferencia del hombre de las cavernas por los cortes ricos en grasa de los animales que abatía le llevaron a matar mamuts con el único fin de extraer sus lenguas ricas en grasa, lo que resultó ser un factor primordial en la extinción de los grandes mamíferos, como mamuts, perezosos y rinocerontes.

Los huesos de oso abundan en muchos yacimientos. La arqueóloga Myra Shakley descubrió un importante yacimiento del neandertal en Hungría donde el 90% de los restos eran de oso. Los restos de estos animales se trasportaron enteros, no en porciones como se hacía con otros animales, y la manera en la que se cortaron sugiere que se quitó la piel del animal. Obviamente, las pieles se usaban para protegerse de los rigores del clima imperante. La grasa subcutánea no se desperdiciaba; de hecho, se usaba para conservar otros alimentos. Se han encontrado altares con calaveras de oso en los Alpes suizos que datan de hace 75.000 años, lo que indica que el oso era venerado como un animal sagrado.

Los actuales cazadores-recolectores, al igual que los del pasado, poseen una sabiduría dietética mayor que la mayoría de los actuales expertos en nutrición. Ellos sabían que una dieta pobre en grasa conducía inexorablemente a la debilidad, la enfermedad e incluso la muerte.

Steffanson, que estudió a los esquimales y a los indios del norte, reportó que cuando la carne magra del reno era la única disponible, la ansiedad se extendía en el poblado. Los nativos eran conscientes que si se alimentaban de carne magras durante más de un mes, sin añadir ningún animal marino o pescado graso, enfermarían o les volverían más vulnerables a la enfermedad. Las antiguas tribus del oeste americano no cazan al bisonte hembra en primavera, porque las hembras preñadas, o que amamantan a sus crías queman sus reservas de grasa durante los meses de invierno. De hecho, la mayoría de las cacerías de bisontes ocurren a finales del verano y del otoño, cuando los bisontes engordan de forma natural en la hierba de las praderas.

El antropólogo Leon Abrams explica que los aborígenes desechan los canguros que matan si descubren que no tienen grasa suficiente. Los miembros de la expedición Randolph Marcy de 1856 a Wyoming se debilitaron y enfermaron tras seguir la dieta correcta baja en grasa de 3 kilos de carne magra de caballo y mula al día.

El Dr. Wolfgang Lutz relata que una forma muy eficiente de eliminar a los prisioneros políticos en América Central y América del Sur es alimentarles con una dieta compuesta únicamente de carne magra. No tardan en sucumbir tras una severa diarrea. La explicación es que las grasas contienen nutrientes como la vitamina A que el cuerpo necesita para utilizar los aminoácidos y los minerales de los alimentos. Sin grasa en la dieta, el cuerpo consume rápidamente sus propias reservas de vitaminas solubles en grasa. Cuando estos nutrientes esenciales se agotan, el organismo humano no puede luchar contra la enfermedad.

¿Era la dieta del hombre de las cavernas simplemente abundante en grasas no saturadas y baja en saturadas? La grasa del antílope y de reno es un 50% saturada, como lo es la carne de la oveja montañesa. Todos los rumiantes contienen grandes cantidades de grasa saturada porque los protozoos de su voluminoso tracto digestivo son muy eficientes saturando los aceites que se encuentran en las plantas, tanto si proceden de heno seco, hierba verde o de maíz (por supuesto, la carne de animales alimentados de forma natural es más rica en vitaminas y minerales). El bisonte se cazaba a finales del verano y en otoño cuando su reserva de grasa era mayor. Los animales que pastan pasan varios meses comiendo hierba rica en carbohidratos, que comienza a madurar en el mes de mayo.

La carne del camello, perteneciente a una especie que los neandertales llevaron a la extinción tras someterlos a una caza masiva, tiene un 63% de grasa saturada. Exactamente la misma que la carne del cerdo. La carne de los riñones, que hoy en día evitamos, pero que el hombre de las cavernas no habría desdeñado, es también muy rica en grasas saturadas. Los riñones de búfalo contienen un 58% de grasa saturada, los del antílope 65%, los del alce 62% y los de la cabra de las montañas 66%. En la médula del reno predominan las grasas monoinsaturadas, con una pequeña cantidad de poliinsaturadas, pero aún así contiene un 27% de grasa saturada. No se dispone de datos sobre la lengua de los elefantes, pero la lengua de la vaca tiene un 45% de grasa saturada. En los osos, que aportan el 48% de las calorías como grasa, predominan las grasas monoinsaturadas, de la misma clase que las que encontramos en aceitunas, almendras y otras nueces. El marisco en las regiones costeras también habría proporcionado al hombre primitivo grasas, particularmente los necesarios ácidos grasos Omega-3. Los insectos, larvas y gusanos habrían supuesto una fuente de grasa adicional en todas las regiones excepto en el ártico.

Por lo tanto, los defensores de la dieta de alto contenido en grasa son los ganadores más probables del gran debate paleolítico sobre la grasa, pero estaban probablemente equivocados en su creencia de que las plantas, en especial los granos, son nuevos en la dieta humana. En yacimientos paleolíticos se han encontrado restos de alimentos vegetales como semillas, bayas, raíces, hojas y bulbos. Las semillas de girasol, semillas de pera, amaranto y pino se han encontrado en yacimientos de las Montañas Rocosas. Los hombres primitivos de América y Europa consumían varios tipos de nueces. La cantidad de alimentos de procedencia vegetal varía según el clima y la localidad. Obviamente, éstas eran mínimas en los climas árticos, pero jugaban un papel importante en las regiones tropicales. Por supuesto, las nueces proveían de grasas adicionales. Las nueces de pecan, que los indios del sudeste consumían en grandes cantidades, proporcionan un 85% de calorías como grasa. En las regiones tropicales las nueces de la palmera y los cocos también aportaban ingentes cantidades de grasa saturada.

Los cazadores-recolectores de hoy en día emplean métodos especiales para preparar las comidas ricas en carbohidratos. Las bellotas, por ejemplo, se dejan en remojo en agua y cal para eliminar los taninos; los tubérculos se entierran en el suelo o se cocinan en las cenizas del hogar; las semillas también se dejan en remojo y se someten a procesos de fermentación. Se puede asumir fácilmente que los antiguos cazadores-recolectores empleaban técnicas similares para neutralizar los numerosos inhibidores de enzimas, irritantes y sustancias que bloquean la absorción de minerales presentes en los tubérculos y las raíces. De hecho, una parte importante del día de la mujer primitiva se empleaba en dichas preparaciones como moler, cribar, fermentar y preparar diversos tipos de raíces y semillas comestibles. Los hombres, por otro lado, dividían su tiempo entre peligrosas partidas de caza, en los que la fuerza física era primordial, y periodos de inactividad en los que reparaban sus armas y cotilleaban.

Por tanto, las comparaciones entre el tracto digestivo de los humanos y el de los animales, aunque interesante, no nos cuenta toda la historia. El hombre puede beneficiarse de muchos nutrientes contenidos en las plantas, siempre y cuando los prepare de forma adecuada. Los métodos de preparación primitivos como moler, dejar en remojo y fermentar imitan los largos procesos que ocurren en el tracto digestivo de los herbívoros, que comienzan con sus molares lisos que machacan las plantas y finalizan con las bacterias que produce procesos de fermentación en el intestino. Los cazadores-recolectores del paleolítico tenían no sólo el sentido común de comer las partes grasas de la carne, si no también de preparar correctamente los alimentos del reino vegetal. El hombre moderno, particularmente el nutricionista actual, no lo tiene.

Los perros, aparentemente, fueron los primeros animales domesticados por el hombre, o como la teoría más reciente sostiene, fueron los perros los que adoptaron al hombre y comenzaron a trabajar para él. Un hombre con 4 o 6 perros puede seguir la pista y abatir al animal salvaje más grande. Los perros hicieron que la caza fuera menos peligrosa, y permitieron a nuestros intrépidos hombres de las cavernas retroceder y matar a su presa mediante lanzas ligeras o flechas, en lugar de clavar físicamente la lanza en su presa. Pero el perro también habría ayudado al cazador a evolucionar a la fase del neolítico, manteniendo a las ovejas, al ganado y a las cabras formando rebaños, de forma que su carne grasa y su leche estuvieran disponibles durante todo el año. Dicha leche era mucho más rica que el tipo de leche de bajo contenido en grasa que hoy se produce con ganado criado para tal efecto. El neo-agricultor se basaría en sus papilas gustativas más que en la publicidad moderna, consumiendo los productos lácteos con toda su materia grasa intacta.

Si asumimos que las papilas gustativas no son superfluas, sino el modo que tiene la naturaleza de indicarnos la comida que necesita, examinemos la teoría de que el hombre de las cavernas satisficiera solamente los sabores amargos, ácidos o acres, y no los salados o los dulces. Varios estudios señalan que la miel, lejos de ser un manjar ocasional, jugaba un papel principal en muchas dietas primitivas. Los Hazda de Tanzania, los pigmeos Mbuti del Congo, los Veddas o Hombres Salvajes de Sri Lanka, los indios Guayaka de Paraguay, los Bosquimanos del sur de África y los aborígenes de Australia, valoraban mucho la miel, que consumían en enormes cantidades. Los indios de la costa este consumían grandes cantidades de sirope de arce, y lo usaban para preparar el pemmican.

Las bayas y los frutos silvestres son increíblemente dulces cuando están maduros, y se pueden conservar de diversas formas para su consumo a lo largo del año. Se dice que los alimentos fermentados de los esquimales son tan dulces como caramelos. El hombre primitivo no consumía azúcar refinada como nosotros, pero tampoco renunciaba al sabor dulce.

Igualmente difícil es imaginar que hubiera descuidado su gusto por los sabores salados, ya que la sal se encuentra de forma natural en la carne y en la sangre, y, al igual que los animales lamen rocas saladas, nuestro sensato hombre de las cavernas habría hecho lo mismo. Se puede obtener sal de forma sencilla rellenando una rama hueca con agua del mar y dejando evaporar la salmuera.

En regiones remotas, como por ejemplo el Himalaya o el interior de África, las cenizas ricas en sodio de las marismas se añaden a la comida. Se dice que la dieta de los miembros de la tribu Yanomami de la cuenca amazónica no incluye sal, por ello casi no excretan sal en la orina.

La leche es salada porque los animales necesitan sal para la producción de ácido clorhídrico en el estómago, así como para el desarrollo de la mente y del sistema nervioso. Sin sal la mente humana no se desarrolla completamente, y el hombre debe vivir, no de su ingenio, como el hombre de las cavernas, sino como un bruto, aunque haya nacido en la época moderna.


Copyright 1999 Sally Fallon y Mary G. Enig, PhD. All Rights Reserved. Este artículo apareció por primera vez en la Revista de Salud de la Fundación de Nutrición Price-Pottenger

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